Éste es mi hijo amado, ¡ESCUCHADLO! |
D. 16 Marzo 2014
Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,1-9):
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan
y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su
rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la
luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está
aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías.»
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra,
y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.
Escuchadlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.» Al alzar
los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la
visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Palabra del Señor
“A mí me gusta saber que una persona está en camino”, el Papa a los
miembros del Camino Neocatecumenal
(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 “A
mí me gusta saber que una persona está en camino”. Lo dijo el Papa Francisco, a
los miembros del Camino Neocatecumenal, en el ámbito de su visita a la
Parroquia romana de Santa María de la Oración de Setteville en Guidonia, del
segundo domingo de Cuaresma.
El Obispo de Roma explicó que estar en camino significa que la persona no
está detenida, sino en camino hacia un fin determinado, buscando algo, tal como
sucedió a nuestro padre Abraham, a quien el Señor le dijo: “¡Ve, camina! ¡Ve
adelante!”. “¿Hacia dónde?”. “¡Yo te lo diré!”.
Y él no fue a la estación del tren, a comprar el billete para tal lugar…
Comenzó a caminar: no sabía hacia dónde, ¡pero confió en el Señor! Ésta es una
de las características del cristiano: estar en camino. Pero no sólo del
cristiano, ¡de toda persona honesta! Porque una persona que no está en camino,
tiene algo que le hace verse a sí mismo. Ir adelante y volver sobre sí: es una
persona – digamos, con una palabra un poco difícil – autorreferencial: es
siempre egoísta, no camina.
El Papa les dijo que hay dos peligros y una trampa en el camino. El primer
peligro es detenerse. El segundo es no ir por el camino justo. ¡Y éste es el
pecado! Porque cuando pecamos nos equivocamos en el camino y tenemos necesidad
de darnos cuenta y de pedir perdón al Señor. Mientras la trampa es “no caminar,
¡sino hacer turismo!
¿Qué significa esto? – se preguntó el Papa –. Son los que en lugar de
caminar van por la vida, paseando, van y vienen...
Pero en lugar de ser caminantes, son errantes. En español se dice
“errante”, a los que pasean. ¿Cuál es su característica? Que no tienen
dirección. Toma esto y lo lleva por aquí, toma esto y lleva por allá… ¡Ésta es
la trampa! “¡Yo camino!”. “¡No! Tú no caminas: ¡tú giras!”. “¡Tú das vueltas!”.
¡Es otra cosa! Es otra cosa...
Y los invitó a pedir al Señor estar siempre en camino y que Él nos ayude a
no equivocarnos de camino y que nos defienda de la trampa que es lo peor:
girar, andar sin caminar.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
Texto completo de las palabras del Papa a los miembros del Camino
Neocatecumenal
A mí me gusta saber que una persona está en camino. ¿Qué quiere decir? Que
no está cerrada, que no está detenida. ¡Está en camino! En camino hacia un fin
determinado, buscando algo: tantas veces no se sabe dónde llegaré, pero busco
algo. Esto le sucedió a nuestro padre Abraham, al cual el Señor le dijo: “¡Ve,
camina! ¡Ve adelante!”. “¿Hacia dónde?”. “¡Yo te lo diré!”. Y él no fue a la
estación del tren, a comprar el billete para tal lugar… Comenzó a caminar: no
sabía hacia dónde, ¡pero confió en el Señor! Ésta es una de las características
del cristiano: estar en camino. Pero no sólo del cristiano, ¡de toda persona
honesta! Porque una persona que no está en camino es porque tiene algo que le
hace mirarse a sí misma. Ir adelante y volver sobre sí: es una persona –
digamos, con una palabra un poco difícil – autorreferencial: es siempre
egoísta, no camina.
Pero ustedes saben que cuando Dios llamó a nuestro padre Abraham comenzó a
prepararle el camino a Jesús. Dios ha querido salvarnos en el camino, en un
pueblo que camina. En esta Cuaresma nosotros somos un pueblo que camina hacia
la Pascua. El Señor nunca ha querido salvarnos sino caminando. ¡Siempre en
camino! Porque es un Dios que ha hecho un pueblo que camina, ha elegido un pueblo
y en nuestra vida espiritual nos pide siempre que vayamos adelante, que
caminemos siempre.
Hay dos peligros y una trampa en el camino. El primer peligro es detenerse.
Como decía Santa Teresa, “uno va caminando, encuentra un albergue, una hermosa
casa. Entonces alquilo una habitación aquí y me quedo toda la vida” ¡es un
alguien que se ha detenido! Y a las cosas detenidas sucede aquello que sucede a
las aguas de los pequeños lagos que no tienen corriente ¿qué sucede? Estas
aguas se corrompen. ¡La persona detenida se corrompe! ¿Por qué? Porque no vive
la vocación de caminar. Este es el primero. La segunda dificultad, el segundo
error es no ir por el camino justo: equivocar el camino. ¡Este es el pecado!
Cuando nosotros pecamos erramos el camino y tenemos necesidad - primero -
de darnos cuenta que hemos pecado, que hemos equivocado el camino y luego de
pedir perdón y el Señor, como a la oveja perdida, nos toma y nos lleva y nos
pone junto a todos para continuar caminando. Estos son los dos peligros: detenerse
y errar el camino. Y, ¿cuál es la trampa? No caminar, ¡sino hacer turismo! ¿Qué
significa esto? Son aquellos que no caminan, van, van por la vida: dan vueltas,
van y vienen... En vez de ser caminantes, son errantes. En español se dice
“errante”, a los que pasean. ¿Cuál es su característica? Que no tienen
dirección. Toma esto y lo lleva por aquí, toma esto y lleva por allá… ¡Ésta es
la trampa! “¡Yo camino!”. “¡No! Tú no caminas: “¡das vueltas!”. Tú da vueltas
¡y esto es otra cosa! Esto es totalmente otra cosa...
Pidamos al Señor estar siempre, siempre, siempre en camino como comenzó en
la historia de la salvación a caminar nuestro padre Abraham. En la Misa de
mañana tendremos esta lectura tan hermosa, cuando comenzó a caminar nuestro
padre Abraham. Estar en camino, que Él nos defienda del detenernos, nos
defienda del equivocarnos de camino y nos defienda de la trampa, que es lo
peor: de girar, girar, de andar sin caminar. Pidamos esta gracia los unos por
los otros. Muchas gracias por lo que hacen ¡y adelante!
S.S. Francisco
Traducción del italiano: María Cecilia Mutual - RV