El milagro de Bolsena
En la Basílica de Santa Cristina de
Bolsena se guardan con celo, desde hace siete siglos, las reliquias menores del
milagro de Bolsena una de las piedras sagradas sobre las cuales se perciben
todavía bien visibles grumos de la preciosa Sangre del Redentor , que han
alimentado la piedad de generaciones y generaciones de fieles.
El hecho eucarístico milagroso acaeció
en 1263, en una región que fue testigo de las vicisitudes del papado, y va
vinculada al nombre de dos de los más poderosos exponentes del pensamiento
teológico: Tomás de Aquino y Juan Fidenza, más conocido con el nombre de San
Buenaventura.
Un sacerdote de Praga, atormentado por
dudas acerca de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, mientras
dividía la Hostia santa en la celebración de la Misa, vio el corporal lleno de
sangre que brotaba de las sagradas especies. Asombrado y aturdido por tan gran
prodigio, le vino la duda de si había de terminar o seguir la Misa.
En la esperanza de ocultar a los
presentes lo sucedido y con el deseo de pedir ayuda y explicación a la
competente autoridad, resolvió suspender la celebración de la Santa Misa, y,
recogidas las sagradas especies en paños sagrados, corrió a la sacristía, sin
reparar que, en el trayecto, algunas gotas de la preciosísima Sangre habían
caído sobre el mármol del pavimento. Esto sucedía en la Basílica de Santa
Cristina, sobre el altar puesto bajo el baldaquino de mármol lombardo.
Cuando acaecía este milagro, era
Ministro General de los Franciscanos Juan Fidenza, conocido bajo el nombre de
Buenaventura de Bagnorea, ciudad natal del Santo, a pocos kilómetros de
Bolsena. Profundo conocedor de los hombres y de los lugares, el Doctor Seráfico
fue encargado por el Papa Urbano IV de presidir la comisión de teólogos
instituida para controlar la verdad de los hechos.
Realizado su cometido por la comisión,
confirmó la verdad del milagro, y el Papa ordenó a Jaime Maltraga, Obispo de
Bolsena, que le llevase a Orvieto, donde tenía su residencia, el sagrado
corporal, el purificador y los linos manchados de sangre. Acompañado el Papa de
su corte, salió al encuentro de las sagradas reliquias, y, en el puente de
Rivochiero, tomó entre sus manos el sagrado depósito y lo llevó
procesionalmente a Orvieto.
El Papa Urbano IV instauró la fiesta del
Corpus Christi en 1264.
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La misa de Bolsena
(Messa di Bolsena)
Autor Rafael Sanzio, 1512
Técnica Pintura
al fresco
Estilo Renacimiento
Tamaño ×
660 cm
Localiz Museos
Vaticanos, Roma, Ciudad del Vaticano