Sor Ana de los Angeles y las Almas Benditas
(* 26 Julio 1602 - + 10 Enero 1681)
Entre los santos que han tenido mucha devoción a las
almas benditas está la Beata Sor Ana de los Ángeles y Monteagudo,
religiosa dominica peruana del siglo XVI. Cuenta Sor Juana de Santo Domingo que
un día tenía hambre y no había nada que comer en el convento. La santa le dijo
que le trajera el breviario para rezar juntas a las almas del purgatorio para
que les enviaran alimentos. Pues bien, antes de terminar de rezar el Oficio de
difuntos, mandaron llamar a la portería a Sor Ana y ésta le dijo a Sor Juana:
“No te he dicho que las almas mandarían de comer? Vete tú misma a la portería y
recibe lo que traen “. Allí se presentó un joven de buen aspecto que les traía
panes, quesos, harina y mantequilla.
Santa Teresa de Jesús (1515-1582), hablando de la fundación del convento de Valladolid dice así: “Tratando conmigo un caballero principal, me dijo que si quería hacer un monasterio en Valladolid, que él daría una casa que tenía con una huerta muy buena. A los dos meses, poco más o menos, le dio un mal tan acelerado que le quitó el habla y no se pudo bien confesar aunque tuvo muchas señales de pedir perdón al Señor Muy en breve murió y díjome el Señor que había estado su salvación en harta aventura y que había tenido misericordia de él por aquel servicio que había hecho a su Madre en aquella casa que había dado para hacer un monasterio de su Orden y que no saldría del purgatorio hasta la primera misa que allí se dijese, que entonces saldría... Estando un día en oración (en Medina del Campo), me dijo el Señor que me diese prisa, que padecía mucho aquella alma... No se pudo hacer tan presto, pero nos dieron la licencia para decir la misa, adonde teníamos para Iglesia y así nos la dijeron... Viniendo el sacerdote adonde habíamos de comulgar, llegando a recibirle, junto al sacerdote se me presentó el caballero que he dicho, con el rostro resplandeciente y alegre. Me agradeció lo que había hecho por él para que saliese del purgatorio y fuese su alma al cielo... Gran cosa es lo que agrada a nuestro Señor cualquier servicio que se haga a su Madre y grande es su misericordia” (Fundaciones 10).
Veamos otras de sus experiencias: “Había muerto un provincial... Estando pidiendo por él al Señor lo mejor que podía, me pareció salía del profundo de la tierra a mi lado derecho y vile subir al cielo con grandísima alegría. Él era ya bien viejo, mas vile de edad de treinta años y aún menos me pareció, y con resplandor en el rostro” (Vida 38,26). Otra vez “habíase muerto una monja en casa, hacía poco más de día y medio. Estando diciendo una lección de difuntos, la vi que se iba al cielo. Otra monja también se murió en mi misma casa. Ella, de hasta dieciocho o veinte años siempre había sido enferma y muy sierva de Dios. Estando en las Horas, antes que la enterrasen, harían cuatro horas que era muerta, entendí salir del mismo lugar e irse al cielo” (Vida 38,29). En otra ocasión, “habíase muerto un hermano de la Compañía de Jesús y estando encomendándole a Dios y oyendo misa de otro Padre de la Compañía por él, dióme un gran recogimiento y vile subir al cielo con mucha gloria y al Señor con él” (Vida 38,30).
“Un fraile de nuestra Orden (Fray Diego Matías), harto buen fraile, estaba muy mal y estando yo en misa me dio un recogimiento y vi cómo era muerto y subir al cielo sin entrar en el purgatorio. Yo me espanté de que no había entrado en el purgatorio... De todos los que he visto, ninguno ha dejado de entrar en el purgatorio, si no es este Padre, el santo Fray Pedro de Alcántara y otro Padre dominico que queda dicho. De algunos ha sido el Señor servido que vea los grados que tienen de gloria. Es grande la diferencia que hay de unos a otros” (Vida 38,3 1-32)
Sor Ana de los Angeles y
Santa Teresa de Avila son dos grandes hijas Ilustres de la Iglesia a quienes les
debemos mucho, pero junto a ellas queremos incentivar a otros a tener devocion
por las almas Benditas del Purgatorio. Mucho Bien se puede obtener si ofrecemos
a Dios nuestras oraciones y sacrificios por las Almas
Benditas.
Fuente: Más allá de la Muerte
Autor: P. Angel Peña O.A.R.
Capítulo 4: Los santos y el purgatorio
http://es.catholic.net
Fuente: Más allá de la Muerte
Autor: P. Angel Peña O.A.R.
Capítulo 4: Los santos y el purgatorio
http://es.catholic.net
SOR ANA DE LOS ANGELES
Nació en Arequipa el 26 de julio de
1602, y fue hija del español Sebastián Monteagudo de la Jara y de la arequipeña
Francisca Ponce de León. Muy pequeña fue a vivir en el monasterio de Santa
Catalina, donde formó su profundo espíritu religioso. Sin embargo, un tiempo
después regresó a su hogar por decisión de sus padres, quienes deseaban un
matrimonio conveniente para ella, a pesar de que se perfilaba claramente su
vocación piadosa. Finalmente, y venciendo muchos obstáculos, inició en 1618 el
noviciado religioso y añadió a su nombre el apelativo "de los Angeles". Desde
ese momento vivió con entusiasmo el ideal de Domingo de Guzmán y Catalina de
Siena. En 1647 fue nombrada Maestra de novicias y Priora, cargo desde el cual se
dedicó a la reforma del monasterio. Su vida transcurrió entre la oración, el
arduo trabajo apostólico, la serenidad y paciencia en los sufrimientos. Falleció
el 10 de enero de 1686. Fue beatificada en Arequipa por el Papa Juan Pablo II en
1985.
AÑO DE LA FE
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