El niño traerá la justicia
¿ COMO TE PREPARAS PARA RECIBIR AL NIÑO JESUS ?
Por el padre Javier San Martin SJ
Tercer Domingo de Adviento “C”
San Lucas 3, 10 al 18.
Domingo 16 de diciembre 2012
Estimados amigos:
Bienvenidos una vez más a nuestro encuentro dominical para celebrar juntos el Día del Señor. Hoy, TERCER DOMINGO DE ADVIENTO del CICLO C, la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario un pasaje del evangelista San Lucas:
“El pueblo se preguntaba si Juan el Bautista era el Mesías; pero él tomó la palabra y dijo a todos: ‘Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él les bautizará con Espíritu y fuego’”.
Juan Bautista preparaba el camino para la llegada de Jesús. Esto exigía, en primer lugar, estar convencido de que merecía la pena hacerlo y, al mismo tiempo, amor y respeto por el que vendrá. Juan Bautista predicaba un mensaje claro y convincente y exhortaba a prepararse haciendo dos cosas fundamentales: penitencia y cambio de actitudes. Escuchando al Bautista nos damos cuenta hoy en qué consiste prepararse para la venida del salvador Jesús. No consiste en hacer una lista de necesidades para podérselas presentar a Jesús a fin de que me las resuelva, sino en realizar un intenso trabajo de conversión personal.
¡Qué curioso! ¿Verdad? La venida del Señor Jesús esta, pues, supeditada a un cambio en el corazón del hombre y de la sociedad. Cada persona, como cada institución, grupo ó País, debe prepararse para efectuar ese cambio, para lo cual es necesario conocerlo. Y esa es la gracia del adviento. En el Evangelio escuchamos cómo cada grupo preguntaba al Bautista qué debe hacer: los militares, los publicanos, los seguidores. Y cada uno tenía una tarea particular que hacer. Y esta preparación no puede limitarse simplemente a cambiar de comidas, a comer panetón, a tener cenas abundantes, a recibir regalos, a encontrarse con amigos, saludar mucha gente…, Esta preparación consiste, pues, en la revisión seria de mi vida, para que con la ayuda de María, José y el Espíritu Santo, logre intuir qué cambios debemos hacer, qué evitar, cómo mejorar y disponerme a hacerlo. Y esto bien vale para las personas, como también para las instituciones y los grupos.
En efecto, uno bien podría preguntarse, ¿cómo después de tantas Navidades, todo sigue igual, nada cambia? Los problemas se agudizan y lejos de solucionarse, los vemos cada vez peor. ¿No se deberá a que no se ha comprendido el sentido verdadero de la navidad? ¿No se deberá a que las luces, los cantos, las comidas, el Papa Noel, y las manifestaciones floklorísticas, han empañado el verdadero sentido de la venida del Señor? Las luces de las calles y las vitrinas, los anuncios publicitarios, el ambiente comercial han echado una densa neblina que impide ver con claridad el auténtico sentido de esta fiesta central de la vida cristiana, y en consecuencia, a prepararnos como es debido a ella.
Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿que debemos hacer para que la preparación a la Navidad vuelva a actualizar el sentido que tuvo en tiempo de Juan el Bautista? Varias cosas. Y en primer lugar, dirigirle al mismo Juan Bautista las mismas preguntas que le dirigieron los de su época: “Dime, ¿qué debo hacer? ¿Que debemos hacer?”. Nuestra oración humilde y confiada al Bautista se traducirá en luz para nuestro camino. Él nos hará sentir qué debemos hacer, qué debemos dejar, qué actitud debemos cambiar.
Pero, al mismo tiempo, es conveniente escuchar y preguntar a los Juan Bautistas de nuestra época, de nuestro ambiente, ¿qué debemos hacer? Cada época tiene sus profetas que pueden ser reconocidos por las mismas características que mostró el Bautista: austeridad, desierto, convicción, considerarse indigno aun de desatar las sandalias del maestro. Dios nunca deja a su pueblo sin profetas que hablen en su nombre. Es importante saber escuchar a los profetas de nuestro tiempo, que no tienen necesariamente que ser personajes lejanos a nuestras vidas y a nuestro entorno, sino que también pueden ser personas cercanas a nosotros, que nos conozcan, que sepan nuestras debilidades y potencialidades, a quienes podamos confiar las cosas buenas y menos buenas, para quienes no tengamos secretos. En otras palabras, tener un buen director espiritual que nos ayude constantemente a prepararnos a la venida del Señor. “Nada más grande podemos pedir en este adviento que tener un Juan Bautista, que nos ayude a enderezar nuestros caminos.”
Pero, más importante aún que esto, es decidirnos a ser nosotros mismos Juan Bautista para los demás, es decir, un profeta para el grupo, para la familia, para los amigos, para la sociedad. Para lo cual debemos prepararnos en la misma escuela del Bautista, allí en el desierto del corazón, en el silencio, en la austeridad y en la humildad.
Y ahora viene lo más importante
Y BIEN AMIGOS, así terminamos nuestra reflexión dominical. Pero ahora viene lo más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Toma pues, el evangelio en tus manos y escucha lo que el Señor, a través de él, te quiere comunicar: San Lucas, Capítulo 3, versículos del 10 al 18.
El Padre Javier San Martín agradece muy sinceramente tu presencia, y se despide hasta el próximo domingo de Adviento.
¿ QUE HACER? - TERCER Domingo de ADVIENTO 2012
Subido el 12/12/2012
El Equipo Eucaristía y la Editorial Verbo Divino promueven "Que hacer": una presentación diferente para cada domingo y festividades del año.