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domingo, 16 de enero de 2011

Madre Hermasia Paget, salvadora de Lima


PROVIDENCIAL MEDIACIÓN EN LA GUERRA DEL PACÍFICO
Alistan homenaje a la madre Hermasia Paget como salvadora de Lima
Hace 130 años logró con sus oraciones que Petit Thouars evitara la destrucción de la capital

Un homenaje a la religiosa francesa Hermasia Paget SS.CC. (*02.08.1828 +02.11.1890) se tributará este lunes en San Isidro para conmemorar los 150 años de su intercesión ante el almirante Abel Bergasse Du Petit Thouars para evitar la destrucción de Lima, cuando la capital quedó desguarnecida tras las batallas de San Juan y Miraflores.

La conmemoración, convocada por el alcalde de San Isidro, Raúl Cantella, congregará también a los alcaldes de Chorrillos, Augusto Miyashiro; de Barranco, Jéssica Vargas; y de Miraflores, Jorge Muñoz.

También estarán presentes bomberos de la compañía Garibaldi N°6 de Chorrillos, para recordar a trece de sus integrantes fusilados por las tropas invasoras cuando pretendían apagar los incendios en el balneario y atender a las víctimas de la batalla. Con ellos estarán también bomberos de la compañía Salvadora Lima N° 10, que además de socorrer a los heridos, mantuvo el orden en la capital.

HISTORIA POCO CONOCIDA
En enero de 1881, al aproximarse el ejército invasor, la madre Paget rechazó el ofrecimiento de evacuación que le hizo Petit Thouars y más bien abrió el colegio Belén para acoger a 300 familias. Con ellas pidió la intercesión de Santa Rosa de Lima para que la capital no fuera destruida.

Petit Thouars refiere que estando en Valparaíso vino a su mente con insistencia el recuerdo de Lima, del colegio Belén y de Santa Rosa y de inmediato ordenó el retorno al Perú de los tres buques de su escuadra. Ante la destrucción de Chorrillos, Barranco y Miraflores, encabezó el 16 de enero de 1881 una misión mediadora ante el general Manuel Baquedano. Este jefe militar había recibido la orden de destruir la capital, por lo que dijo: “No sé si podré contener a mis leones”.

“Entonces, yo no contendré mis cañones”, respondió Petit Thouars con una determinación que salvó Lima de la trágica suerte corrida por sus balnearios.

Concluida la guerra, las damas limeñas promovieron el reconocimiento de la madre Paget, quien fue declarada salvadora de Lima.

El homenaje a la religiosa se realizará el lunes a las 11 a.m. en el parque de la cuadra 1 de Jacinto Lara, en San Isidro.

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Casi al centenario de su muerte en 1986, por la gestión de las exalumnas de Belén, se levantó un monumento a la Madre Hermasie en un parque de San Isidro. En la inauguración estuvo presente una delegación del centro educativo estatal “Hermasie Paget”. El retrato de la religiosa se encuentra en el museo histórico de la Fortaleza del Real Felipe en el Callao


En la intervención de Petit Thouars tuvo que ver la superiora del Colegio Belén, Hermasia Paget, religiosa de la orden de los Sagrados Corazones. A su retorno a Lima desde Valparaíso, en enero 10 de 1881, lo primero que hizo el almirante fue visitarla, y le manifestó "vengo a salvarlas, la tripulación de la Victorieuse está a sus órdenes" y ofreció trasladar la tripulación a otro vapor de la escuadra para que la comunidad en pleno y las familias que la madre designara fueran a asilarse a bordo. La madre agradeció el ofrecimiento pero decidió permanecer en el Convento. Unas horas después Petit Thouars envió al colegio un grumete para que en lo más alto de un pino enarbolase la bandera francesa, como símbolo de protección. Ante la preocupación de la superiora, el almirante respondió: "no tenga cuidado madre pues si se atreviesen los enemigos a bombardear Lima, a saquear esta ciudad o a cometer otros crímenes, le aseguro que al primer disparo echo a pique su escuadra; y diga usted a las familias de sus alumnas que pueden estar tranquilas en su Convento". Luego reiteraría su ofrecimiento de asilo en la Victorieuse y más tarde referiría a la madre la visita que hizo junto con el ministro francés y el almirante inglés al jefe chileno Baquedano para manifestarle su decisión de defender Lima. Lo hizo con tal firmeza de carácter que el jefe enemigo cedió.

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