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PAPA Robert : LEON XIV y ESCUDO Pontificio 2025

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domingo, 28 de diciembre de 2014

28.12 Fiesta de la Sagrada Familia 2014



La Sagrada Familia
Lucas 2, 22-40

La Familia de Nazaret es santa, porque está centrada en Jesús

Dentro de estos maravillosos días del nacimiento de Jesús, la Iglesia nos hace también reflexionar sobre algunas otras realidades del Señor, que vienen a subrayar el hecho importante y fundamental de la Encarnación, para reafirmar que Jesús es en verdad Dios y hombre. Una de estas hermosas realidades que reafirman el misterio de la Encarnación es el hecho de que tuvo de verdad una familia humana ¿qué clase de hombre sería si no tuviera una verdadera familia? Jesús nació de María Virgen y en el seno de una familia que la completaban José y el mismo Jesús al nacer.

Este don maravilloso que es la familia, la familia de cada uno, está iluminado por la familia modelo que es la de Jesús.

Y Jesús vivió en ese hogar como unos treinta años, hasta que salió a la vida pública. Ahí se desarrolló, según nos dice el Evangelio: “Jesús crecía en edad, sabiduría  y gracia”. Una de las grandes bondades de la familia es que ésta impulsa el,  crecimiento. Toda familia debería hacer crecer a los hijos en edad sabiduría y gracia.

La edad es mucho más que los cumpleaños. Porque para que la persona vea pasar los días de su calendario, y solamente eso, para eso no necesita familia. Incluso las personas desarraigadas de la familia, cada día se van haciendo más viejos. No se trata de eso, el crecimiento en edad, es el desarrollo de la persona; acompañar a la persona para que cumpla plenamente la niñez y pase a la adolescencia; y así que vaya pasando las distintas etapas de la vida después de haberlas completado. Una familia armoniosa hacer vivir plenamente al niño su niñez, de forma que después en adelante no le queden rezagos del infantilismo. Y que cuando sea adulto, de tal forma haya vivido en familia la adolescencia que no le surjan tardíamente rasgos de adolescencia.

La familia con las relaciones internas de padres e hijos, esposos entre sí y hermanos, hace que el crecimiento vaya dándose sin rémoras. Y especialmente cuando además hay modelos adecuados: el padre y la madre, cada uno en lo suyo. Sin este calor de las relaciones internas de la familia y sin los modelos adecuados, el niño crecerá en años, pero seguirá siendo infantil.

La familia debe hacer crecer a sus integrantes también en sabiduría. Y sabiduría es la comprensión del mundo a través de los valores. Con valores auténticos se conoce adecuadamente lo que el la vida, lo que es la realidad, lo que son las personas. Y eso es lo que podríamos llamar de verdad sabiduría. El conocimiento sin deformaciones, que no valora como principal lo que es secundario y no deja en segundo plano lo que es prioritario. Y la familia es la mejor escuela, y especialmente la escuela de la vida, donde se debe aprender la sabiduría. De esto también nos da un ejemplo la Sagrada Familia, sobre la que reflexionamos hoy: Sagrada Familia escuela de la sabiduría de Dios, donde cada uno recibía la fuente de la sabiduría; y donde estaba la sabiduría de Dios en su esplendor; el Niño crecía en sabiduría en la Familia que Dios le dio para vivir.

Y finalmente la familia debe hacer crecer a sus miembros en gracia, que es tener una verdadera y profunda relación con Dios. El hijo debe adquirir en su familia una verdadera forma de conocer, amar y servir a Dios. Y no se trata de información de Dios sino de conocimiento interior de Dios; y este conocimiento supone doctrina recta sobre Dios y sus misterios, y experiencia de oración. La familia cristiana, iluminada por esta Sagrada Familia, debe hacer presente a Dios en el corazón de cada uno de sus integrantes, para que los haga crecer en GRACIA, en la gracia de Dios.

Así que este modelo de la Sagrada Familia les dice a los padres que deben ser modelos para que los hijos crezcan en edad, que deben ser ejemplo para que los hijos crezcan en valores que los hagan sabios, y que deben ser inspiración para que los hijos amen a Dios.




En el domingo de la Fiesta de la Sagrada Familia, sumergidos en el clima de la Navidad, el Papa Francisco invitó a imaginar a esta pequeña familia en medio de tanta gente en el gran templo. No se distinguen, pero no pasan desapercibidos a dos ancianos llenos del Espíritu Santo y de profecía que los reconocen.
Cuando los padres y los hijos respiran juntos este clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas también difíciles...











sábado, 29 de diciembre de 2012

Homilia celebracion Sagrada Familia



Jesús nace pobre entre los pobres

Fiesta de la Sagrada Familia, “C”

San Lucas 2, 41 al 52.

Domingo 30 de diciembre 2012

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¿EN QUE SE PARECE TU FAMILIA Y LA DE JESÚS?,


Estimados amigos:
Bienvenidos una vez más a nuestro encuentro dominical para celebrar juntos el Día del Señor. Hoy celebramos LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA, y la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario un pasaje del evangelista San Lucas.

La Familia es hoy un tema central de comentarios y reflexión. Motivos de quejas, de lamentaciones, y de alabanzas también.
El mundo de hoy esta interesado en la familia. Algunos para amarla y defenderla; otros para destruirla sea como sea.
El caso es que la sociedad no permanece indiferente frente a este problema de la familia.
Y ¿cuál es el mensaje que hoy la Iglesia, veladora de los intereses de Dios, hace sobre la familia?…
Lo encontramos en las lecturas de la liturgia de este domingo. Hemos vivido en estos días el misterio de Dios hecho hombre, cómo ha querido venir a nosotros, y lo ha hecho, no entre esplendores de gloria, sino como un Niño pequeñito, necesitado de todo, nacido de una Mujer, en el seno de una familia.
 
Y la Iglesia pone hoy ante nuestros ojos la imagen de esta Familia del Hombre Dios, como di­ciéndonos a todos:
- ¿Se dan cuenta de lo bella que es la familia, cuando el mismo Dios ha nacido, se ha desarrollado, se ha formado y ha vivido largos años en un hogar?…
- ¿ Se dan cuenta de lo feliz que es la vida de familia, cuando en ella reina la fe en Dios, el respeto a la Ley divina, el amor, el trabajo, la austeridad, la unión irrompible?
- ¿Se dan cuenta del mal que trae el romper esa armonía, esa fe y esa piedad, ese amor, ese trabajo y pureza?
- ¿Se dan cuenta también de que la reconstrucción de la familia, hoy tan en crisis, sólo se logrará cuando logremos hacer de nuestros hogares y comunidades un reflejo del Hogar de Nazaret?…
Al ver el Evangelio de hoy, sentimos el aroma de la felicidad que reinaba en ese Hogar de José, María y Jesús, en Nazaret.
Jesús, con doce años, es ya ante la Ley de la época un adolescente con personalidad y, se su­pone, con sentido de responsabilidad. Ya puede actuar por cuenta propia como un mayor de edad.
 
Lo vemos en el evangelio de hoy, yendo a Jerusalén en peregrinación con motivo de la Pascua judía junto con sus padres. Entre la ba­raúnda de los muchos peregrinos, se pierde, y se queda en los pórticos del Templo, en medio de los doctores de la ley en donde al tercer día sus angustiados padres lo encuentran:
- Hijo, ¿por qué has hecho esto? ¿No te dabas cuenta de que tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia?
Jesús con cariño y naturalidad les da una respuesta misteriosa:
- ¿Y por qué me buscaban fuera del Templo? ¿No saben que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre?
Luego regresan juntos a Nazaret. Y Lucas condensa los treinta años de aquella vida de hogar con una pincelada magistral:
- Jesús les estaba sujeto, y crecía en estatura, en conocimientos y en gracia delante de Dios y de los hombres.
- Y María observaba todas estas cosas, y lo guardaba cui­dadosamente en su corazón.
Este episodio del Templo y la vida en Nazaret nos brindan los rasgos fundamentales de la felicidad de aquel Hogar. La base de todo está en el respeto a la Ley de Dios. Ellos lo manifestaron con la fidelidad a la peregrinación anual a Jerusalén. Si hoy el hogar se resquebraja, ¿no es porque no se cumplen las exi­gencias de la fe, de la moral, del respeto de unos a otros?
La casa de Nazaret era también un ambiente propicio para el crecimiento en todas las dimensiones humanas: físicas, espirituales, intelectuales y morales. Nazaret era un centro de crecimiento y por eso se respiraba allí la felicidad.
En Nazaret se respetaba el derecho de cada uno. Manda quien debe mandar, obedece quien debe obedecer. La delicadeza de María de decir “tu padre y yo te estábamos buscando”, indica el respeto que se tienen unos a otros, para que exista paz, amor y felicidad en un hogar y en una comunidad.
Pero el elemento más importante de Nazaret es Cristo presente en él. Con Él todo el hogar tiene un sentido distinto, una luz diferente, con Él todo se hace posible, aun el pasar por oscuros momentos por los que también pasó la familia de Nazaret. Y esta convivencia con Cristo, nos prepara para formar parte de la Familia de Dios….

Y ahora viene lo más importante

Y BIEN AMIGOS, así terminamos nuestra reflexión dominical.
Te saluda cordialmente el Padre Javier San Martín y te invito a meditar el rico contenido de esta reflexión en el Capítulo 2º de San Lucas, versículos 41 al 52.
Agradecemos al P. Pedro García, claretino, que ha colaborado en la preparación de esta reflexión, y nos despedimos, con todo afecto, hasta el próximo domingo.
 
Homilia escrita por el padre Javier San Martin SJ

Domingo dedicado a la Sagrada Familia
 Subido por:
 Equipo Eucaristía y la Editorial Verbo Divino