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viernes, 5 de febrero de 2016

Los padres jesuitas son los pioneros de la Misericordia - 2016





"Los padres jesuitas son los pioneros de la Misericordia"          

“Me ha parecido muy oportuno que una puerta de la Misericordia esté aquí en Fátima porque ustedes, padres jesuitas, siempre están a la espera de los penitentes, están como pioneros de la Misericordia. Los invito a que haya una verdadera cantidad de gente que entre, por esa puerta que es Cristo, que entre a los corazones… 


Les agradezco por aquí [en la parroquia Nuestra Señora de Fátima] y en San Pedro, todo Lima sabe que siempre encontrará un sacerdote dispuesto a escuchar y confesar, ojalá en muchas Iglesias tuviéramos esa disponibilidad”. Con estas palabras El Cardenal Juan Luis Cipriani abrió una de las últimas puertas santas de la Arquidiócesis de Lima en la parroquia Nuestra Señora de Fátima en Miraflores a cargo de los sacerdotes de la Compañía de Jesús.


La soledad es la enfermedad de este mundo

En la santa Misa, el Primado del Perú recordó a todos los asistentes el llamado constante que hace el Santo Padre Francisco de acercarnos más a Jesús y de nunca sentirnos solos.
“La enfermedad más dura que hoy se extiende en la juventud, en la gente madura y en la gente de la tercera o cuarta edad, es la soledad, que se olviden de mí. Pero Dios no es soledad. Nunca estamos solos, con trabajo o sin trabajo, con salud o enfermedad, llenos de pecado o limpios de pecados, pobres y ricos, Jesús está con nosotros.”

“Esa soledad del twitter, del whatsapp, del facebook, nos aísla. Esa es la enfermedad que hoy le pedimos al Señor en este año de la misericordia: Sal al encuentro de nosotros, acompáñanos, conviértenos en esos agentes, testigos de la misericordia. La respuesta a ese pecado que te aísla es lograr que la familia sea el gran centro de la misericordia y preguntarnos: ¿Qué puedo hacer yo en mi familia? ¿Puedo sonreír más, puedo ser más amable?, ¿puedo escuchar un poco más? Cada miembro de la familia pregúntese qué puede hacer para hacer del ambiente de la familia un lugar más agradecido, más alegre, y más servicial.”


Misericordia en Familia

En otro momento el Cardenal Juan Luis pidió recuperar el ambiente del hogar de los padres y de los abuelos convirtiendo a la familia en la primera escuela de donde el centro de sus vidas sea la misa dominical.

“Misericordia en la familia como fruto de la misericordia de Dios en tu corazón. Cuántos milagros van a ocurrir pasando por esa puerta, al encuentro del perdón y de la eucaristía, miles y miles de milagros, no solo de salud sino de paz, de amor de Dios, de entrega al prójimo, de volver a empezar una situación familiar. […] Dejemos de lado la comodidad, la pereza y la televisión; ya no es el martirio, son como esas pequeñas flojeras que se han metido que nos llevan muchas veces a alejarnos de este día central de la fe en que se renueva el misterio pascual, en que Jesús vuelve a entregar su cuerpo y alma, en que Jesús vuelve a acercarse a cada uno para perdonarlo, para llenarlo de alegría, para invitarlos a esa felicidad eterna.”


"El pecado nos aísla"

En otro momento, el Cardenal Juan Luis indicó a los cientos de fieles que llegaron hasta Miraflores que el pecado nos aísla y recordó el pedido del Papa Francisco de reconocer que somos pecadores.

“Hermanos, el pecado aísla, esa gran enfermedad de la soledad se va extendiendo porque el pecado nos va aislando, promete mucho pero nos deja solos y la gran respuesta es rehacer la familia, empezando por la reconciliación personal.”
“Todos somos pecadores; es bueno repetirlo al interior: Soy pecador porque necesito de tu misericordia y perdón, no somos un grupo de perfectos contra un grupo pecadores, ¡No! Somos los pecadores. No somos llamados a un éxito, a un triunfo, a una redención hecha a nuestra manera. Jesús el rostro de la misericordia nos conoce,  y nos quiere y perdona. Para todo eso en ese amor y en esa conversión Jesús nos dice: Yo vengo a tu alma pero llévame.”


Finalmente les recordó a los fieles que el año de la Misericordia debe ser un año de obras de misericordia. Concelebraron, Monseñor Pedro Barreto, Arzobispo de Huancayo, el Párroco Carlos Cardó Franco y los vicarios parroquiales.