Pabellón Perú en Expo Shangai 2010 |
Gastón Acurio: Expo Milan 2015, la gran
oportunidad
La Santa Sede también esta presente en la Expo: "No solo de pan"
Tengo frente a mí a Nachito. Es peruano,
tiene diez años y me cuenta que sueña con ser cocinero. Se indigna conmigo
cuando le cuento que la primera receta que aprendí en la escuela fue la de
pollo al horno. ¿Sabes hacerla?, le pregunté ilusamente. Con cara de disgusto,
me responde ¿Cuál pollo al horno? El suizo, el tailandés, el cantonés, el
criollo, el achifado, porque los he hecho todos.
Sorprendido, le explico que en mis
tiempos de estudiante, si quería una receta más de pollo al horno, debía
esperar el fin de semana para ir a la librería o la biblioteca. Le recuerdo que
en aquellos tiempos no había Internet, mientras voy googleando la frase pollo
al horno en mi teléfono. Y apareció la respuesta. 40 millones de recetas de
pollo al horno, 20,000 vídeos y 30,000 fotografías. Ese es el mundo que le ha
tocado vivir a Nachito: El mundo de la conectividad y de la información
infinita. Un mundo que nos ha acercado y revelado a todos, una diversidad
fascinante agazapada por largo tiempo y que hoy como lo hizo Nachito con
naturalidad y libertad, vamos aprendiendo a no tenerle miedo sino más bien a
celebrarla a disfrutarla y agradecerla.
Gracias a ello es que los hábitos de
consumo y el perfil del consumidor en el mundo tienen hoy otros paradigmas. Ya
no estamos frente a un consumidor que busca lo estándar, lo automatizado, lo
genérico, lo mecanizado. Tampoco frente a un consumidor que busca
desesperadamente cada día solo lo que ya conoce. No. El consumidor de hoy es más
bien un seguidor, que se siente atraído por nuevos principios y valores que
quizás podríamos resumirlos esencialmente en 3.
Lo primero es que el consumidor cada día
prefiere más y más adquirir experiencias que pueda compartir a bienes hechos
para ser gozados solo. Prefiere viajar, compartir una botella de vino entre
amigos, disfrutar de una tarde de aventuras, de momentos que luego se
convertirán en recuerdos. Lo segundo es que estas experiencias o productos que
adquiera tienen que tener una historia detrás que reúna los atributos que cada
día más va buscando para su vida, es decir que sean buenos para sus sentidos,
sus emociones, su espíritu, su cuerpo, su entorno, su medio ambiente, su país,
el planeta.
Que sea de preferencia artesanal, que
esté libre de impurezas, que no contamine, que no abuse de nadie, que le haga
bien a él y a todos. Y lo último es que el consumidor quiere variedad infinita.
Ya no quiere consumir solo lo que conoce y rechazar lo desconocido, ni tampoco
quiere productos genéricos sin personalidad ni alma.
Ahora quiere descubrir, explorar,
enriquecer su vida con la diversidad que el mundo le ofrece y por ello valora
más que nunca la originalidad, las diferencias, la coherencia y la autenticidad
de las experiencias que incorpore a su vida.
La gran noticia de todo lo dicho es que
si hay un país en el mundo que reúne todo aquello que el consumidor está hoy
buscando ese es el Perú. Miles de experiencias y productos buenos para el
cuerpo, el alma y el entorno con una fascinante historia detrás. Únicos,
diferentes, auténticos y artesanales, listos para ser disfrutados por un mundo
que hoy saborea, sueña e imagina al Perú como un país de fascinante
biodiversidad, naturaleza, paisajes, historia, misticismo, diversidad cultural
y porque no, creatividad.
Conscientes de aquel mundo que se venía,
quienes somos parte de la cocina peruana, nos pusimos a trabajar hace unos años
para convertirla en una marca internacional que contribuya a la imagen del Perú
en el mundo y para que a través de ella ofrezca al consumidor mundial todo
aquello que estaba buscando para sus viajes, sabores, experiencias, historias,
recuerdos.
Aquello que parecía un sueño para
nosotros, hoy parece ya una realidad. La cocina peruana es ya una marca
internacional. Sin embargo, es solo el comienzo de un largo camino con muchas
batallas por librar para las cuales hay que prepararse cada día más y hacer
todo lo que esté a nuestro alcance, para que niños como Nachito, gracias a
nuestras acciones o decisiones puedan un día volar a lo más alto.
En los próximos días, se inaugurara la
feria Expo Milan, la feria más importante del mundo jamás hecha desde los
tiempos de la Expo París de 1889. El tema elegido no podía ser más elocuente
para lo que hoy comentamos: ‘Alimentando al planeta, energía para la vida’. Ese
es el título. Durante 6 meses, más de veinte millones de personas, se reunirán
en Expo Milan para visitar los pabellones de más de 140 países, todos los
cuales mostrarán lo mejor de su diversidad, de su oferta alimentaria, histórica,
culinaria y turística así como lo último en tecnología y conceptos encaminados
al gran desafío de este siglo y que es el tema central de esta feria: Como
proveer de alimentos sanos, seguros, dignos y sabrosos a una población cada vez
más creciente sin presionar con ello al planeta.
Una feria en la cual está involucrada más
del noventa por ciento de la población mundial y que celebrara durante seis
meses y de muchas maneras, todos aquellos principios y valores que el Perú ha
venido difundiendo al mundo a través de su cocina y que según me cuentan
algunos organizadores del evento, desde un inicio fueron fuente permanente de
inspiración.
Es así como Argentina estará presente
con un hermoso pabellón titulado, Argentina feeds you. Brasil hará el suyo bajo
el título, Feeding the world with solutions; Chile lleva el título: A diverse
country; Colombia hace lo propio con el tema, Naturally sustainable; México y
su gran pabellón titulado Food, diversity, heritage y Uruguay bajo el título
Life grows in Uruguay.
Pabellón Perú en Expo Shangai 2010 |
Todos los países de América latina,
representados con hermosos pabellones claramente inspirados en aquello que
hiciera el Perú años atrás y que les serviría de guía para sus propios y
legítimos objetivos: El poner en valor sus recursos alimentarios, su cultura,
su diversidad al servicio de un planeta como nunca antes dispuesto a
consumirlos y a hacerlos suyos. Solo que con un pequeño detalle. No todos los
países de América latina tendrán su pabellón. El Perú no tendrá el suyo.
Hace bastante más de un año, recibí
diversas invitaciones de parte de los organizadores de la feria, para
participar en varios eventos, cosa que acepte con responsabilidad y
agradecimiento. Fue en aquel momento que se me comento de la sorpresa por la
ausencia del Perú ante lo cual inmediatamente escribí a Promperu para saber los
motivos de dicha decisión. La respuesta, en las cuatro distintas oportunidades
que escribí fue clara y directa. Este tema ha sido de absoluta responsabilidad
de la cancillería. Son ellos quienes deben responder al respecto.
Mas allá de lo acontecido y de los
juzgamientos que se puedan hacer al respecto, el hecho es que hoy el Perú no
tendrá un pabellón que como es obvio y por todo lo expuesto era uno de los más
esperados por el resto de países y que sin ninguna duda estaba llamado a
convertirse en una de las grandes atracciones de la feria, en un referente
mundial y en la gran oportunidad que tenía el Perú para reafirmar su liderazgo
en un territorio en el que ante los ojos de los demás, en los últimos años,
había sido una permanente fuente de inspiración en todos los terrenos que la
feria promoverá cada día.
Imagino el pabellón peruano con un gran
cartel que diga afuera, Perú feeds your soul. Y lo imagino como el más hermoso
de todos por fuera y por dentro. Lo imagino al interior como un viaje por las
distintas regiones del Perú, por sus distintos ecosistemas, sus paisajes y
parajes más hermosos. Un viaje por los productos que estos atesoran mostrados además
por cientos de pequeños productores que viajarían durante todos estos meses
para contarles en persona al visitante acerca de todas esas historias mágicas
que encierran nuestros productos y que ellos quieren escuchar. Lo imagino
también como un viaje a las tradiciones, las recetas, las cocinas regionales y
a través de ellas a nuestra cultura, nuestro arte, nuestra música, nuestra
danza, mostrada por un ejército de cocineros, artistas, bailarines, cineastas,
músicos, escritores que viajarían de forma permanente para alimentar a los
visitantes cada día con nuestras más profundas y hermosas historias. Y lo
imagino también con eventos que van más allá de su pabellón. Llevando a sus
diseñadores más vanguardistas y a sus creadores y artistas más reconocidos en
todos los territorios, Juan Diego Flores, Claudia Llosa, Mario Testino,
Santiago Roncagliolo, Virgilio Martínez y muchos más, para producir eventos en
museos, teatros, restaurantes en donde se pueda complementar este mensaje de un
Perú que en la feria muestra lo mejor de sus tesoros para el mundo, mientras
fuera de ella muestra lo mejor de su vanguardia, diseño y creatividad
contemporánea.
Ese era el sueño de un pabellón que
deslumbrará al mundo, reafirmará el camino avanzado y abriera nuevos horizontes
a las generaciones que venían detrás.
Dicho esto, si bien el pabellón peruano
no será ya posible, lo que toca ahora es mirar hacia adelante sin perder más
tiempo mirando hacia atrás. Recoger nuestros errores del camino e intentar
todos juntos como podemos lograr tener una enorme y avasalladora presencia en
la Expo Milán de manera que mitigue el hecho de no contar con un pabellón.
Estar presente de manera espectacular en
cuanto evento se organice, realizar producciones y eventos mágicos en todas las
áreas libres de la feria, organizar un hermosísimo mercado abierto en algún
lugar del recinto en el que mostremos lo mejor de nuestras historias,
experiencias y productos, salir de la feria y estar presente con nuestros
mejores exponentes en exposiciones y eventos dirigidos a diferentes tipos de
públicos, pero en todos los casos buscando que sean propuestas mágicas e
inolvidables. Participar en todos los foros organizados y por organizarse con
nuestros mejores y más talentosos especialistas en nutrición, salud,
agricultura, medio ambiente, turismo, economía, arte, diseño, gastronomía.
Es decir hacer todo lo que haga falta
para hacer notar la presencia del Perú con vigor y magia y dotar de todos los
presupuestos necesarios a Promperu para lograr los objetivos de manera que
aquello que hoy puede ser una señal muy negativa a un mercado mundial y a un
mundo que nos esperaba expectante, ansioso y con los brazos abiertos, se
convierta en una señal positiva para todos aquellos que esperaban la magia del
Perú en esta feria. Con voluntad política y convicción de que es lo correcto aún
estamos a tiempo.
Por Nachito y por todos los niños y
jóvenes del Perú que hoy sueñan en volar muy alto, esperemos que así sea.
NUESTROS OJOS DEBERÁN MIRAR HACIA
DUBAI 2020
Emiratos Arabes Unidos