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miércoles, 16 de abril de 2014

El Sermón nació en el Perú


El Sermón nació en el Perú

El iniciador del Sermón de las Tres Horas que está extendido en todo el mundo católico fue el padre jesuita Francisco del Castillo. Lo hizo el Viernes Santo de 1660, al evocar el dolor de Cristo y compararlo con el sufrimiento de los esclavos.

Izq: La efigie del Cristo de la Agonía, ante la cual se realizó el primer Sermón de las Tres Horas y que hoy se encuentra en la Parroquia de Desamparados, en Breña. Der: Pintura recrea lo que fue el diario quehacer del padre Fracisco.

Perfil

1. SU HISTORIA. Francisco del Castillo nació en Lima el 9 de febrero de 1615 y fue bautizado en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Lima, el 23 de febrero de 1615.

2. SUS INICIOS. En diciembre de 1632 ingresa al noviciado de la Compañía de Jesús y tres años después hace sus primeros votos religiosos en esa orden eclesiástica. En 1642, en abril, Francisco del Castillo recibe la ordenación sacerdotal de Presbítero y celebra su primera misa como sacerdote.

3. SUS SERMONES. Seis años después inicia la catequesis del Baratillo (cuadra 2 del jirón Casma, Rimac),  la que continuó hasta el día de su muerte, el 11 de abril de 1673.

UNA TRADICIÓN RELIGIOSA 

• El iniciador del Sermón de las Tres Horas que está extendido en todo el mundo católico fue el padre jesuita Francisco del Castillo.
• Lo hizo el Viernes Santo de 1660, al evocar el dolor de Cristo y compararlo con el sufrimiento de los esclavos.

Luis Velásquez C.

Le decían el Apóstol de los indios y los negros por su cerrada defensa de los derechos de los esclavos y desposeídos en una época (S. XVII) en que esto era considerado poco menos que subversivo. Francisco del Castillo lo sabía bien, pero no hacía mucho caso a las críticas. No lo desalentaban. Por el contrario, dedicaba su tiempo y esfuerzos a llevar la palabra de Dios a los pobres en las calles –la mayoría de ellos quechuahablantes e iletrados–, y hacer colectas para procurarles alimento.

Vivía para ellos y por ellos. Y precisamente inspirado en su dolor, dedicó tres horas de aquel Viernes Santo, de 1660, a recordar las palabras de Jesús en la cruz.

Buscó darles un significado y hacer un paralelo entre el sufrimiento del Dios hecho hombre y el pesar de los olvidados que durante aquella jornada estaban sentados ante al altar de la Iglesia Nuestra Señora de Los Desamparados, escuchándolo.

No eran raros en él los sermones largos, pero éste era una novedad. Sorprendió gratamente a todos, incluso a sus rivales que lo veían con recelo y temían que sus acostumbrados encuentros con los pobres en la Plazuela del Baratillo (en el Rímac) pudieran alterar el orden establecido. Comprendieron que había nacido una nueva manifestación de la fe.

Del Perú al mundo

Respecto a este episodio, los investigadores agregan y quitan detalles para hacer más sencilla o más impresionante la historia. No se ponen de acuerdo en el antes ni en el después de este importante hecho. Lo concreto, sin embargo, es que Francisco del Castillo comenzó a hablar aquella tarde y no paró sino hasta que sintió la fatiga.

Así nació el Sermón de las Tres Horas, también conocido como el Sermón de las Siete Palabras, que se extendió con rapidez al resto del país, a la región y luego al mundo entero. Y aunque no hay un reconocimiento oficial del Vaticano al padre Francisco del Castillo como instaurador de esta tradición, sí destaca su entrega a la fe católica y a la divulgación de la palabra divina entre las personas más necesitadas.

Muerte en el altar

Pero no se crea que en cuatro siglos de historia este sermón ha servido sólo para recordar el mensaje final que dio Jesús a sus apóstoles o interpretar sus palabras según las coyunturas y necesidades de los lugares donde éstas son evocadas.

No, claro que no. Ha servido también como una prueba de fortaleza y de fe que, incluso, alguna vez costó la vida a un religioso, el sacerdote Carlos Martínez, durante el Viernes Santo de 1928, en la Iglesia San Pedro de Lima. Refieren los registros que Martínez, alzando la mirada, dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, y cayó al suelo. La fatiga lo había vencido. Y es que el hombre había realizado el Sermón de las Tres Horas casi gritando, debido a la cantidad de gente que se había dado cita en el lugar.


Demuelen la Iglesia

Francisco del Castillo realizó el Sermón de la Tres Horas en la Iglesia de Nuestra de Señora de los Desamparados. Y lo hizo ante la efigie del Señor de la Agonía.

Por desgracia esta iglesia ya no existe. Fue demolida hace 60 años para dar paso al edificio de Palacio de Gobierno. Hoy la nueva sede de la Parroquia (no iglesia) de Desamparados queda en Breña.


Significado del Jueves y el Viernes Santo

EL JUEVES SANTO. Es el último día de la Cuaresma. Es un día especial para el pueblo cristiano y el jueves más importante del año. Es el día en que Cristo, durante la cena de despedida (Última Cena), instituye la Sagrada Eucaristía, da la gran lección del humilde servicio lavando los pies a sus apóstoles, y los ordena como sacerdotes.

Los católicos realizan también el recorrido de los 7 templos recordando los siete recorridos que hizo el Señor Jesús desde el Jueves Santo hasta el Calvario: 1ero. Desde el Cenáculo hasta el huerto de Getsemaní. 2do. Desde el huerto, donde fue preso, hasta la casa de Anás, donde fue interrogado. 3ero. A casa de Caifás, donde es escupido e injuriado. 4to. En casa de Pilatos, donde es acusado por los judíos. 5to. Palacio del rey Herodes, donde es escarnecido por él y toda su soldadesca. 6to. De vuelta a casa de Pilatos, donde es azotado, coronado de espinas y condenado a muerte. 7mo. De la casa de Pilatos al monte Calvario llevando a cuestas la cruz en la que fue crucificado.

VIERNES SANTO. (Día del Vía Crucis) En este día, por una tradición muy antigua no hay misa, pero sí liturgia: tanto el oficio divino, como la celebración de la Pasión del Señor. También es un día de ayuno y abstinencia obligatorio. La celebración de la Pasión no es un acto de luto de la Iglesia, sino de triunfo de Cristo exaltado y glorificado en la Cruz. El color de las vestiduras no es negro o morado (antes se usaban estos colores), sino el rojo, color del triunfo de los mártires. Terminada la comunión se hace una oración y se termina la liturgia sin ningún canto.


http://www.larepublica.pe/25-03-2005/el-sermon-nacio-en-el-peru