¿Qué es el Jubileo?En la tradición católica, el Jubileo es un gran acontecimiento, que significa un momento fuerte para dedicar a Dios. El jubileo es un tiempo providencial de alegría, de santificación, de conversión y de liberación, por el mismo hecho de que Dios en la Encarnación de Jesucristo se ha introducido en la historia de la humanidad. Es el año de la remisión de los pecados, de la reconciliación, de la conversión y de la penitencia sacramental. En consecuencia es un momento para renovar la fe y la esperanza y vivir con creatividad la caridad cristiana. Es un Año Santo de solidaridad, de justicia y de empeño por servir a Dios en los hermanos más necesitados. El Año Jubilar es ante todo el Año de Cristo, portador de una vida nueva y de la gracia salvífica a la humanidad. Es un acontecimiento cristiano que actualiza la Encarnación y la salvación de Cristo en la historia, en la cultura y en la vida de cada persona.
Sus orígenes se remontan al Antiguo Testamento. El pueblo de Israel estableció el Año Jubilar para promover la justicia y para asegurar que no hubiera pobres miserables ni ricos egoístas. Primero, el año sabático. El año sabático se celebraba cada siete años según la ley de Moisés. La tierra tenía que descansar después de seis años de sembrío para que el séptimo año los pobres pudiesen coger el producto abandonado (Cf. Lev 25, 1-28; Ex 23, 10-11), un israelita no podía permanecer como esclavo más de siete años, había la obligación de liberarlo al séptimo año (Cf. Ex 21, 2-6). Segundo, el año jubilar. Este es la ampliación de las prescripciones y prácticas del año sabático cada cincuenta años, en atención a un simple cálculo: 7 por 7 es 49 y en el siguiente año, el 50, se conmemora el Jubileo. Después de 50 años todo volvía a su estado original: este año se liberan los esclavos, se abren las puertas de las cárceles, las tierras se devuelven a las familias que habían hipotecado y se perdonan las deudas (Cf. Is 61, 1-2).
La ley de Moisés había determinado para el Pueblo de Israel un año especial: "Declararás santo el año cincuenta y proclamarás en la tierra la liberación para todos sus habitantes. Será para ustedes un año de jubileo; cada uno recobrará su propiedad y cada cual regresará a su familia. El año cincuenta será para ustedes año jubilar; no sembrarán ni segarán los rebrotes, ni vendimiaras la viña que ha quedado sin podar, porque es el jubileo que será sagrado para ustedes. Comerán lo que el campo dé de sí.
En el año jubilar cada uno recobrará sus propiedades" (Lev 25, 10-13). La trompeta con que se anunciaba este año especial era un cuerno de cordero, que se llama "yobel" en hebreo y de ahí proviene la palabra "Jubileo".
En el Nuevo Testamento Jesús en la Sinagoga de Nazaret proclama el Año de Gracia del Señor: “Llegó a Nazaret, donde se había criado, y, según acostumbraba, fue el sábado a la Sinagoga. Cuando se levantó para hacer la lectura, le pasaron el libro del profeta Isaías, desenrolló el libro y halló el pasaje donde está escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer la buena nueva a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor (Cf. Is 61, 1-2). Jesús, entonces, enrolla el libro, lo devuelve al ayudante y se sienta. Y todos los presentes tenían los ojos fijos en él. Empezó a decirles: “Hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar” (Lc 4, 18-19). En Jesucristo el jubileo está unido a su encarnación como plenitud de los tiempos y a su misión como un Año de Gracia. El Beato Juan Pablo II llegó a afirmar que “el jubileo es una característica de la misión de Jesús” (TMA n° 11).
Los jubileos en la historia de la Iglesia. La Iglesia ha mantenido la costumbre de celebrar los Jubileos cada 50 años como el Pueblo de Israel. El último jubileo de suma importancia ha sido el año 2000. Cuando hacemos un recorrido histórico de los jubileos en el año 1300 el Papa Bonifacio VIII ha promulgado el primer Año Santo. El Papa Pablo II en el 1470, mediante la bula Ineffabilis providentia fijó el nuevo y definitivo Año Santo cada 25 años. En 1475 el Papa Sixto IV celebra el Año Santo según la bula de su antecesor y por primera vez le llama jubileo al Año Santo. A partir de esta fecha se llama comúnmente Año Santo al Año Jubilar, no solamente porque comienza, se desarrolla y se concluye con ritos sagrados, sino también porque está destinado a promover la santidad en las personas y así transformar la sociedad. El Año jubilar ha sido instituido en efecto, para consolidar la fe, favorecer las obras de solidaridad y la comunión fraterna en el seno de la Iglesia y en la sociedad, para recordar e invitar a los creyentes a una profesión de fe más sincera y coherente en Cristo el único Salvador.
Conmemorando los
475 años de erección canónica de la Diócesis [1] del Cusco nos proponemos vivir y celebrar diferentes acontecimientos jubilares en el camino de la renovación misionera. Su Santidad Paulo III, el 13 de enero de 1536, por Bula: Illius fulti praesidio, erigió la Diócesis del Cusco y su Catedral, sufragánea de Sevilla. El mismo Papa, el 8 de Enero de 1537, preconiza al primer obispo del Cusco: Fray Vicente de Valverde, O.P. Con este hecho, se concretiza la erección de la Diócesis del Cusco, siendo sus límites desde Santa Fe (actual Colombia) hasta Chile. Este año de gracia celebraremos en Cristo que es el Señor del tiempo, su principio, su centro y cumplimiento.
El jubileo es un gran responsabilidad para continuar con la renovación misionera en el horizonte de Aparecida. Los cambios sociales que vivimos urgen repensar, relanzar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio (Cf. Aparecida n° 11). Este impulso misionero es la expresión de la vida trinitaria y signo de un nuevo Pentecostés (Cf. Aparecida n° 347 y 548), que sigue un proceso de renovación “para convertirnos en una Iglesia llena de ímpetu y audacia evangelizadora… No hemos de dar nada por presupuesto y desconocido. Todos los bautizados estamos llamados a “recomenzar de Cristo” (Aparecida n° 549).
La renovación jubilar es eminentemente misionera para revitalizar el fervor cristiano, recomenzar de Cristo y revitalizar el compromiso misionero y la conversión pastoral. El jubileo es un momento providencial para continuar con la renovación misionera y asumir nuestra responsabilidad al interior y exterior de nuestra comunidad local. En este sentido dice el Mons. Juan Antonio Ugarte Pérez “Hay que recordar que seremos la primera arquidiócesis del Perú que celebrará los 475 años, por lo que es importante dar pauta y ejemplo para lo que venga con los demás jubileos”.[2]
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[1] El 23 de mayo de 1943 el Papa Pio XII elevó a la Diócesis del Cusco a sede Metropolitana, a partir de esta fecha es conocida como Arquidiócesis del Cusco.
[2] El viernes 27 de mayo del 2011 en la constitución del Equipo Central del Jubileo.
Fuente:
http://www.arzobispadodelcusco.org/