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jueves, 6 de agosto de 2009

La Transfiguracion del Señor




“Éste es mi Hijo, el Amado. ¡Escuchadlo!"

Muchas veces no entendemos los signos de la vida, las circunstancias, especialmente las adversas, pero en medio de esas realidades, hoy una vez más debemos pararnos para admirar la vida de Dios, y dejar que resuene en nuestro interior: “Escuchadle”.
El cristiano necesita estar a la escucha de la Palabra para poder ir descubriendo lo que hay en el interior de cada uno, y de cada circunstancia que la vida misma nos presenta, y no desanimarnos.
La transfiguración nos debe animar en nuestro caminar, porque vemos a Jesucristo que sube hacia el calvario con la cruz a cuestas y nos muestra un camino, exigente, cuesta arriba pero que finaliza en luz y vida, y esa es la realidad de cada uno. Atodos nos gusta más lo bueno, lo alegre, lo sencillo, que lo malo, lo triste o lo complicado. La vida cristiana es muchas veces muy exigente, la cruz se hace muy pesada pero hoy tenemos esta palabra salvadora que nos anima y fortalece en la fe: si somos perseverantes, si escuchamos al Hijo amado, nos encontraremos con un final lleno de luz y vida.
La transfiguración nos anima a ser valientes en nuestro seguimiento de Jesús, el dolor, la muerte, la tristeza, los problemas no son la última palabra. Nosotros estamos destinados a compartir con Cristo la victoria pascual.

Gonzalo Martín Fernández / Diocesis de Malaga


¡Escuchadle!, aun en medio del bullicio del mundo.
No hagas oidos sordos a su voz.

amdg