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viernes, 11 de marzo de 2016

Autobiografía del V. P. Del Castillo - XXIV

AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE CASTILLO - XXIV

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XXIV


               A 2 de Mayo de 1668, estando yo de noche durmiendo sentí que daba vuelos mi alma, con actos fervorosos de amor divino y mui especiales consuelos, sintiéndose y aviéndose más pasible todo el tiempo que esto duró. A 9 de Junio de 1668, se comenzó a labrar en esta ciudad de Lima la casa para las mugeres arrepentidas, obra de las de más servicios y gloria de Dios y de las que más havía yo deseado se hiciesse en esta ciudad. Nuestro gran Dios y Señor quiso cumplirme aqueste deseo, tomando por medio y por instrumento para esto al Excmo. Señor Conde de Lemos, porque estando hablando conmigo Su Excᵃ una tarde, me dijo, tratando de las obras grandes que en orden a la salvación y bien de las almas se havían establecido y fundado en·la Corte, que sería de gran servicio de Dios se hiciesse en esta ciudad y fundasse una casa para mugeres arrepentidas y que haría su Excᵃi de procurar fundar, y principiar esta obra luego.

Yo le dije entonces a· su Excᵃ que aquella era inspiración del Espíritu Santo, porque yo hacía mucho tiempo que deseaba se hiciese y fundse tan santa obra y que para que le constase y su Excᵃ supiesse quan antiguo havía sido en mi este deseo, le llevaría a su Excᵃ una carta, que havía tenido yo de el Excmo. Señor Marqués de·Aytona, en que su Excᵃ me respondía a lo que le escriví a su Excᵃ acerca de aquesta obra, de la qual en un capítulo de dha carta me dice assi su Excᵃ. "Mucho me espantó que no haya en essa ciudad de Lima vna casa de Arrepentidas, quando la ay en tantos Lugares de España; yo lo propondré, y trataré en el Consejo con el Excelentíssimo señor conde de Peñaranda; y también escrivo a mi primo el Excelentíssimo señor Conde de Santistevan, que fomente mucho esta casa".

Pero la Providencia divina dispuso que el Excmo. Señor Conde de Lemos la fomentasse y amparasse de tal manera que un día me embió a llamar su Excᵃ a Palacio y me dijo buscasse una casa a comprar, para que se comenzasse luego esta obra de tan gran servicio de Dios y que havía de tener por titular y nombre esta casa de Arrepentidas, la Inmaculada y Puríssima Concepción de la Santíssima Virgen María Nuestra Señora y que havía de estar a cargo de la Religión de la Compañía Santíssima de Jesús, el confessar, platicar, el dirigir y enseñar a las mugeres arrepentidas que en dha. casa se recogiessen.

Sucedióme una cosa particular y de especial providencia divina acerca dé esta materia, porque andando yo una mañana por junto a la Iglesia Mayor, se llegó D. Fernando de Córdova a mí y me dijo que si quería yo proponer al Señor Virrey, cómo una casa que el dho. D. Fernando tenía para vender era muy a propósito para el intento; di luego quenta a su Excᵃ de aquesto y parecióle tan bien la casa, haviéndola visto una tarde, que luego trató de comprarla y que la escritura se hiciesse y se comenzasse a pagar la plata.

Estando su Excᵃ para irse a Puno, me embió a llamar a Palacio y me dijo que luego se comenzasse-a: poner en obra y labrar la casa y que cada quince días escriviesse yo a su Excᵃ y le diesse quenta de lo que se fuesse haciendo y labrando, y assi sábado a nuebe de Junio de este año de 1668, se dió principio a esta casa de las mugeres arrepentidas, con título y advocación de la Inmaculada y Puríssima Concepción de la Santíssima Virgen María, Nuestra Señora.

Este día, por la mañana huvo una missa·cantada, descubierto en ella el Santíssimo Sacramento, en la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. Acabada la missa cantada, las confessiones y comuniones que fueron muchas, hice una plática, en que tomé por asumpto tratar y ponderar, lo primero, de quan gran bien, gloria divina y mérito es el ganarle almas a Dios: lo segundo, que uno de los más eficaces e importantes medios para ganarlas que podía haver en esta ciudad de Lima era, el fabricar y fundar esta casa; y lo tercero, la grande obligación en que estaba toda aquesta ilustre República de encomendar muy de veras a Dios la salud y feliz sucesso dc sU Excᵃ y que assí pedía y rogaba yo a todos los de aquel numeroso y devoto auditorio, me ayudasen y cooperassen a pagar y satisfacer esta deuda, rezando cada uno todos los días una Salve por su Excᵃ. hasta que estuviese en esta ciudad de vuelta de la jornada de Puno. Acabé, finalmente, esta acción con un fervoroso acto de contricÍón, como lo acostumbro y estilo en todas mis exortaciones y pláticas, avisando y previniendo de que, a la tarde, se haría de dar principio a al obra.

Este dicho dia, por la tarde, a las quatro, haviéndosse puesto y adornado un altar, en la sala de la casa que se compró para tan santa y tan pia obra, se puso y se colocó en dicho altar una hermosa y devota imagen de vulto de la Inmaculada y Puríssima Concepción de la Santíssima Virgen. Haviendo los cantores cantado una chanzoneta en gloria y alabanza de esta gran Reyna, se comenzó a cantar la Salve con mui buena música que previne para el intento. Después de la Salve cantaron la letania de la Santissima Virgen y haviendo yo acavado de decir la oración, cantaron los cantores con arpa y en canto de órgano: Todo el mundo en general y el Alabado etc. con que se dió principio a la obra y casa de arrepentidas, comenzando por la Capilla.

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Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal. X conde de Lemos, VII Marqués de Sarria, VIII conde de Andrade, IX conde de Villalba, III Duque de Taurisano y XIX virrey del Perú de 1667 a 1672. Católico muy devoto.

Lunes, por la tarde a 24 de Junio de 1668, haviéndornelo mandado la Santa Obediencia, sin que me valiessen propuestas, tuve en brazos en el baptismo al Sr. Dn. Salvador, Francisco, Ignacio, Xavier, Doming, Buenaventura, Pio, Miguel, Pedro, Antonio, Ginés, Pasqual, Benito, Bernavé, Joseph, Diego de la Concepción, hijo de el Excmo. Señor Dn. Pedro Fernández de Castro etc. Conde de Lemos, Virrey, Gobernador y Capitán General de estos Reynos de el Perú y de la excelentíssima Señora Da Ana de Borja y Centellas, Condesa de Lemos [1].

Este dicho día, por la mañana, estando diciendo missa y acordándome de esta obediencia, me dio Nuestro gran Dios y Señor un especial y singular sentimiento y luz de la gran dicha, gloria y felicidad que tenemos los sacerdotes, quando celebramos, teniendo a Dios en las manos y pecho. Este mismo día, por la mañana y en especial a la tarde, quando tuve en brazos al niño, se me representó y figuró el Niño Jesús en mis brazos, como lo tuvo en los suyos la Sacratíssima Reyna del cielo, quando lo fué a pressentar al templo, con que sentí especial devoción.

Noté por cosa particular que desde que comenzó el señor Arzobispo Don Pedro de Villagómez las ceremonias en el Bautismo, hasta que las acabó su IlustrÍssima, no chistó el niño, ni se quexó, sino se estuvo siempre dormido, hasta que le acabaron de hechar el agua, que entonces abrió los ojos, como quien los comenzava a abrir a la gracia; y para que desde entonces la assegurase por medio e intercessión de la SerenÍssima Reyna del cielo, le puse luego al niño vn Rosario con una Imágen pequeña de oro de la Puríssima Concepción, que Nuestra Señora de los Desamparados avía tenido en la mano, para que por mano y medio de este gran Rey guardase Dios, e hiziesse al niño muy santo. Assi como se acabó esta acción de el Baptismo, se me representó vivamente la brevedad de las cosas de aquesta vida y quan presto y velozmente passan, con un desengaño mui grande y luz y assi me fui a un obrage de negros, luego a catequizarIos y consolarIos, el tiempo que me sobró del Baptismo. Por una cosa juzgo se puede admitir esta acción y tener alguna mano y cavida con los Señores Virreyes y es por amparar a los pobres y por los ministerios de almas que tengo y assi, el Señor Marqués de Mansera, me amparó mucho en la missión de Valdivia; el Excmo. Señor Conde de Alva en socorrer a los pobres y assi me embió a llamar un día y me dijo que le embiasse a Palacio los pobres vergonzantes que yo quisiesse, para socorrerlos con sus limosnas, y todos los años, para el día de San Luis, Rey de Francia, me mandava buscar cinco pobres vergonzantes y virtuosos, a quienes Su Excᵃ vestía de paño y clava una o dos camisas a cada uno. El Excmo. Sr. Conde de Santistevan facilitó y dió licencia para que yo y otros tres de la Compañía viviéssemos y asistiéssemos en esta Santa Capilla de la Virgen de los Desamparados Santíssima y para .que se abriesse la puerta de la capilla, que está mirando a la puente. También con una sobre carta que le pedí y me dio Su Excᵃ, pagaron y dieron luego en las Cajas Reales de Quito 4000 pesos de el Sínodo de los Padres Missioneros de el Marañón. Y aora el Excmo. Sr. Conde de Lemos ha hecho la casa de la Puríssima Concepción, para las mugeres arrepentidas y desea mucho se agrande la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados y ha evitado en esta República muchos pecados.

A 25 de Jullio de 1668, por la mañana, acavando de decir missa, entró vna pobre a esta Capilla de Nuestra Señora de·los Desamparados, y me pidió que la socorriesse con una limosna, para remedio de vna grave y extrema necesidad, en que estava; dila luego la limosca que me pidió, que fueron dos patacones; y luego en saliendo de casa, y yendo yo por los portales de los Escrivanos, se ·me representó y figuró Christo nuestro Señor muy llagado y muy pobre, y que me parecía que me dezía: Porque en los pobres me amparas, te tengo también de amparar a ti.

A 27 de agosto de 1668, estando por la mañana durmiendo, me parecía y sentía que toda mi alma y cuerpo estaba cercado y penetrado todo de Dios y que dava vuelos mi alma, por varias partes, haciendo actos de amor de Dios. En este mes de Noviembre de 1668, vi y reparé que tenía yo en la superficie y extremidad de la uña de el dedo polex de la mano derecha, dibujado y pintado un rostro y una caveza cortada, de el mismo color de la uña, blanco, del tamaño y grueso de la caveza de un alfiler, con las mismas circunstancias, con que en otra ocasión lo vi, como lo apunté y escriví en el fol. 16 de aquestos apuntamientos. Miraba hacia el lado izquierdo el rostro; duró y vi esta señal en la uña hasta que la corté.

19 de Noviembre hasta 19 de Diciembre de 1668, sentí y experimenté especial favor y auxilio de Dios en las sequedades y tentaciones que padecí. Este dicho día 19 de Diciembre, en la noche, desperté con un gran sobresalto y escrúpulo de si avía caido en vna culpa y desagradado y enojado con ella a Dios. Parecióme, aviendome quedado dormido, que veía yo vn lago muy asqueroso y profundo, e inmundo, y a mi alma pendiente y colgada en el ayre, con riesgo de caer, y quedar sumergida en él; dándome Nuestro-Señor con esto a entender su infinita misericordia en averme tenido de su mano en esta ocasión, el continuo riesgo y peligro, que tiene vna alma de caer del estado feliz, y dichoso de gracia, en el asqueroso e infeliz de la culpa. Parecióme que veía a la Santíssima Virgen, y a Christo nuestro Señor, y que-a la Santíssima Virgen le pedía, que me amparasse; y a Christo nuestro Señor, me perdonasse aquello en que huviesse desagradado, y ofendido a su Magestad. Parecióme que Christo nuestro Señor bolviendo el rostro, y mirándome, me dezía, que su Magestad Soberana me perdonava.

A 21 de 1669, en la noche, estando durmiendo sentí una gran presencia de Dios con continuos e intensos actos de aniquilación y de amor de Dios, los quales crecían y se aumentaban, como iva creciendo la luz. Sábado, 27 de Abril, estando por la noche durmiendo, me parecía veía a Christo Señor Nuestro, y que yo hacia fervorosos actos de contrición. Viernes, por la tarde, a 3 de Mayo de 1669, día de la Invención de la Santa Cruz, después de haver estado el Excmo. Señor Conde de Lemos en la oración mental, en la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, me dijo sería bien y de mucho consuelo, se colocasse en dicha Capilla el Santíssimo Sacramento y que Su Excᵃ alcanzaría·la licencia y assi la alcanzó de el Señor Arzobispo de esta ciudad, deI llmo. y Revmo. Señor Don Pedro de Villagómez. Domingo 5 de Mayo, y a la noche fué Su Excᵃ en persona a darnos en la capilla la alegre nueva y el Sábado 11 de Mayo, se colocó el Santíssimo en dha. Capilla, asistiendo Su Excᵃ y la Sra. Condesa, con toda la familia, a la missa que cantó el P. Provincial Luis Jacinto de Contreras, dando, después de la missa, la bienvenida a la Capilla, al Santíssimo y a su Excᵃ el agradecimiento, tres niños vestidos de ángeles, Con un diálogo en verso mui al intento.

A 15 de Mayo de este mismo año, fui por la tarde al Hospital de San Bartolomé, de donde haviendo visitado al Smo. Sacramento, sin visitar los enfermos, me sacó Nuestro Señor y llevó a uno de los obrages de sombreros, que ay en San Lázaro, en donde hallé un pobre moreno aflixido que estaba para. ahorcarse; assi como hablé al moreno, me dijo que algun Angel me havía llebado; consoléle y quitéle los cordelillos que·el demonio le havía deparado para el efecto y Ilevéselos a la Virgen de los Desamparados Santíssima como glorioso despojo y trofeo de aqueste cruel enemigo, a quien aquesta soberana Señora y Reyna havía quitado la presa.

Publicadas por Enrique Rodríguez  SJ … a la/s 12:56 p.m.