Ceremonia de presentación de la
Reconstrucción facial de San Martín de Porres
MARTES, 03 de NOVIEMBRE de 2015
07:00 pm: “SOLEMNIDAD de San Martin de Porres” y
DEVELACION DE SU ROSTRO.
Misa oficiada por el Monseñor Raúl Chau y el Prior Fray Luis
Enrique Ramírez Camacho OP
Celebrada por la Comunidad de Frailes Dominicos en la Basílica
del Rosario de Lima- OP
Para reconstruir el rostro de San Martín de Porres se
utilizó un soporte tecnológico de digitalización en 3D por fotogrametría, con
software de código abierto.
Anteriormente, por medio de esta tecnología, se pudo
conocer los rostros reales de Santa Rosa de Lima y San Juan Macías.
En esta fecha especial, un día
como hoy 3 de Noviembre en 1639 partió hacia la casa del Señor, Martín de
Porres, gracias al trabajo profesional del equipo de expertos Brasileños de
Antropología Forense y Odontología Legal - EBRAFOL, Cicero Moraes - se presentó el rostro
original de San Martín de Porres, realizada a partir del análisis y la
digitalización en tercera dimensión de los restos del santo peruano. Este
proceso se inició en agosto pasado cuando se exhumaron del Convento de Santo
Domingo los restos óseos de los santos. Sometiéndolos a diversos exámenes,
análisis odontológicos, antropológicos y forenses. Utilizaron dicha tecnología
para lograr el gran propósito.
En esta importante labor
intervinieron especialistas de la Universidad de San Martín de Porres, y de la
Universidad Garcilaso de la Vega. Instituciones que colaboraron presentar ante
el mundo los rostros de Santa Rosa de Lima y de San Juan Macías.
A la hora que se develó el
rostro de nuestro santo moreno, una salva de aplausos, abrazos y lágrimas
inundaron el recinto, muchos fieles emocionados lograron captar varias tomas
fotográficas para el recuerdo. El acto fue cubierto por varios canales de
Televisión, prensa escrita y radios nacionales como extranjeros. En especial por la primera Emisora Católica del Perú Radio
Santa Rosa.
Datos biográficos
La popularidad del
sudamericano San Martín de Porres es inmensa y hasta se han filmado hermosas
películas acerca de su vida y milagros. Es un santo muy simpático y milagroso.
Nació en Lima, Perú, hijo de
un blanco español y de una negra africana. Por el color de su piel, su padre no
lo quiso reconocer y en la partida de bautismo figura como "de padre
desconocido". Su infancia no fue demasiado feliz, pues por ser mulato
(mitad blanco y mitad negro, pero más negro que blanco) era despreciado en la
sociedad.
Aprendió muy bien los oficios
de peluquero y de enfermero, y aprovechaba sus dos profesiones para hacer
muchos favores gratuitamente a los más pobres.
A los 15 años pidió ser
admitido en la comunidad de Padres Dominicos. Como a los mulatos les tenían
mucha desconfianza, fue admitido solamente como "donado", o sea un
servicial de la comunidad. Así vivió 9 años, practicando los oficios más
humildes y siendo el último de todos.
Al fin fue admitido como
hermano religioso en la comunidad y le dieron el oficio de peluquero y de
enfermero. Y entonces sí que empezó a hacer obras de caridad a manos llenas.
Los frailes se quejaban de que Fray Martín quería hacer del convento un
hospital, porque a todo enfermo que encontraba lo socorría y hasta llevaba a
algunos más graves y pestilentes a recostarlos en su propia cama cuando no
tenía más donde se los recibieran.
Con la ayuda de varios ricos
de la ciudad fundó el Asilo de Santa Cruz para reunir a todos los vagos,
huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación.
Aunque él trataba de
ocultarse, sin embargo su fama de santo crecía día por día. Lo consultaban
hasta altas personalidades. Muchos enfermos lo primero que pedían cuando se
sentían graves era: "Que venga el santo hermano Martín". Y él nunca
negaba un favor a quien podía hacerlo. Pasaba la mitad de la noche rezando. A
un crucifijo grande que había en su convento iba y le contaba sus penas y sus
problemas, y ante el Santísimo Sacramento y arrodillado ante la imagen de la
Virgen María pasaba largos tiempos rezando con fervor.
Sin moverse de Lima, fue visto
sin embargo en China y en Japón animando a los misioneros que estaban
desanimados. Sin que saliera del convento lo veían llegar junto a la cama de
ciertos moribundos a consolarlos. A los ratones que invadían la sacristía los
invitaba a irse a la huerta y lo seguían en fila muy obedientes. En una misma
cacerola hacía comer al mismo tiempo a un gato, un perro y varios ratones.
Llegaron los enemigos a su habitación a hacerle daño y él pidió a Dios que lo
volviera invisible y los otros no lo vieron.
Cuando oraba con mucha
devoción se levantaba por los aires y no veía ni escuchaba a la gente. A veces
el mismo virrey que iba a consultarle (siendo Martín tan de pocos estudios)
tenía que aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que
terminara su éxtasis. En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo
grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le
abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: "Yo tengo mis modos de
entrar y salir".
El Arzobispo se enfermó
gravemente y mandó llamar al hermano Martín para que le consiguiera la curación
para sus graves dolores. Él le dijo: ¿Cómo se le ocurre a su excelencia invitar
a un pobre mulato? Pero luego le colocó la mano sobre el sitio donde sufría los
fuertes dolores, rezó con fe, y el arzobispo se mejoró en seguida.
Recogía limosnas en cantidades
asombrosas y repartía todo lo que recogía. Miles de menesterosos llegaban a
pedirle ayuda.
A los 60 años, después de
haber pasado 45 años en la comunidad, mientras le rezaban el Credo y besando un
crucifijo, murió el 3 de noviembre de 1639. Toda la ciudad acudió a su entierro
y los milagros empezaron a obtenerse a montones por su intercesión.
EWTN
Torta especial para el acontecimiento
Ágape celebrado en los claustros del convento luego de la Musa y develacion del rostro de San Martín
Monjitas intercambiando correos y fotos
Misa oficiada por el Monseñor Raúl Chau y el padre Luis Enrique Ramírez OP
Hermoso patio del Convento de Santo domingo en Lima
“Es un momento histórico de conocer lo más real posible el rostro de quien fue San Martín de Porres. Estamos contentos de conocerlo, a la vez es un llamado a la santidad, de ver que fue como nosotros, tan humano, tan cercano; la santidad no está lejos, es real y solo depende de querer serlo. ¡Qué viva San Martín de Porres!”, señaló Fray Luis Enrique Ramírez OP.
Así era
San Martín de Porres
ruega por nosotros.