Podría ser el primer sacerdote peruano en llegar a los
altares.
INVITACIÓN
Misa - Pro Beatificación
Día 11 de cada mes:
Domingo a Jueves - Hora 18.00 p.m
Viernes y Sábado - Hora 12.00 p.m.
Iglesia de San Pedro de Lima
Acompañemos a este acto religioso
El
cuarto del padre Castillo
En
el proceso canónico que examina la vida y virtudes de un bautizado a propuesta
de una Iglesia local, en orden a la declaración de santidad de vida, se debe
determinar los elementos históricos, liberándolos en lo posible, de los
aspectos subjetivos y de las leyendas devocionales.
En
la Autobiografía del V.P. Francisco del Castillo publicada en 1960, con
Introducción y Notas del historiador jesuita padre Rubén Vargas Ugarte, leemos
en la página 41: “Estando yo aquella noche durmiendo, sábado, a dos de Junio de
1633 en el Colegio de San Pablo, en una celda que está sobre la portería, (…)
junto a los pies de la cama…”. Se trata de una celda, aposento o dormitorio con
una cama, ubicada en un segundo piso. Es en estos elementos donde interesa
poner la atención.
En
el segundo piso del actual claustro de San Pedro, en el lugar más cercano a la
actual portería que da al atrio del templo, también tuvo un cuarto nuestro
recordado padre Rubén Vargas. Ahí tuvo parte de su archivo personal y trabajó
algunos años. Es posible que la relación entre ambas informaciones, por cierto
verídicas, aunque correspondientes a dos épocas distintas y dos nombres que
aluden al mismo monumento, se llegó a la conclusión de que el padre Vargas
había tenido su cuarto en el mismo lugar que lo había tenido el padre Castillo.
En
octubre de 1991, en plena actividad terrorista en el Perú, hicieron explotar
una carretilla bomba en la cuadra 4 de jirón Azángaro, frente a la fachada de
las oficinas parroquiales. El cuarto que había sido del padre Vargas, al igual
que toda la fachada sobre la calle Gato, quedaron en estado calamitoso. Tocó al
padre Guillermo Villalobos la reconstrucción de las oficinas y muy poco
después, la restauración de la bóveda del templo que había sufrido las
consecuencias de la onda expansiva. Fue entonces que se tomó la decisión de
hacer una pequeña capilla en el cuarto que se pensaba había sido habitación del
padre Castillo.
El
padre Francisco del Castillo, como sabemos, falleció el año 1673. La actual
portería y el claustro fueron inaugurados el año 1683, es decir diez años
después de su muerte. Esta información cierta y precisa no deja dudas de que el
llamado cuarto del padre Castillo no pudo ser tal. La pregunta que nos hacemos,
por lógica, es: ¿Dónde quedaba la portería antes de 1683? Porque solo así
podremos saber la ubicación del cuarto.
En
la Biblioteca Nacional de Francia hay una copia del primer plano de planta del
Colegio de San Pablo. En él se puede encontrar que hay una portería que se abre
hacia la calle de los Estudios de San Pablo (cuadra 4 del actual jirón
Ucayali), en el patio y claustro que existían donde posteriormente fue
construida la iglesia del Colegio Máximo de San Pablo, nuestra actual iglesia.
Pero existía otra portería, que daba entrada a la residencia de los jesuitas, y
estaba situada en la esquina noreste del actual claustro, donde da inicio la
escalera al segundo piso del claustro.
Debo
hacer otra precisión. Originalmente (1568), la referida escalera tenía en su
primer tramo la dirección sur a norte, tal como se puede ver por la decoración
de volutas en su entrada; esto es, se subía al segundo piso teniendo como base
el lugar que ocupa la librería del Apostolado de la Oración. Cuando se
construyó el claustro (1683) la escalera fue reformulada en el primer tramo,
que vino a ser de oeste a este.
De
donde podemos concluir que la “celda que está sobre la portería” que refiere el
padre Castillo y donde tuvo profundas experiencias místicas, es muy probable
que estuviera ubicada: o donde está la escalera que sube al torreón (azotea), o
en el espacio entre el segundo piso de la escalera y el coro de la Capilla de
Nuestra Señora de la O. Este último espacio ha quedado reservado para hacer un
pequeño oratorio con algunas reliquias y signos que nos recuerden su presencia.
Ahora que tenemos el deseo de dinamizar la promoción de la causa de
beatificación de este ejemplar jesuita limeño, estoy convencido de que es una
magnífica idea.
50 días Tiempo de Pascual 2015