Misa Pro Beatificación del P. Francisco del Castillo SJ
en Lima
Podría ser el primer sacerdote peruano en llegar a los
altares.
INVITACIÓN
Misa - Pro Beatificación
Domingo 11 de
Enero 2015
Iglesia de San Pedro de Lima
Hora 6 pm.
Próximo 09 DE FEBRERO SE CELEBRARA SUS
400 AÑOS POR SU NATALICIO
Venerable Francisco del
Castillo, SJ
Siervo de Dios. Místico,
operario.
Nació el 9 de febrero de 1615, en Lima, Perú; murió el
11 abril de 1673, en Lima. Entró en la Compañía de Jesús el 31 de diciembre de
1632, en Lima; ordenado sacerdote el 19 de abril de 1642, Lima; hizo sus últimos
votos el 6 de febrero de 1650, en Lima.
Sirvió de niño al deán de la
catedral de Lima, don Juan de Cabrera, quien le facilitó estudiar en el colegio
jesuita de San Martín. Ya en la CJ, tras el noviciado y las humanidades
(1635-1636) en el Colegio S. Pablo de Lima, enseñó (1636-1638) gramática en el
Colegio San Martín y, vuelto al Colegio San Pablo, estudió filosofía
(1638-1640) y teología (1640-1642). Se ofreció para la misión de los
chiriguanos de Santa Cruz de la Sierra (en la actual Bolivia) y fue destinado
(1644) a ella. De inmediato se puso a estudiar guaraní con el P. Antonio Ruiz
de Montoya. Entonces, el virrey de Lima, marqués de Mancera, pidió al
provincial que Del Castillo fuera nombrado capellán de su hijo, Antonio de
Toledo, quien tenía que ir a Valdivia (Chile), a combatir contra los holandeses
y establecer allí un fuerte. El provincial accedió a los deseos del Marqués,
pero prometió al Venerable que lo mandaría después a Santa Cruz. Acabada su
labor castrense, volvió a Lima el 6 mayo 1645, y supo que la CJ había dejado la
misión de los chiriguanos ante la imposibilidad de fundar reducciones entre
ellos. Quiso más tarde ofrecerse a las misiones del Marañón o del Amazonas,
influido por la lectura del libro de Cristóbal de Acuña, Nuevo descubrimiento
del gran Río de las Amazonas. Su amor a las misiones encontró cauce en la
amistad y ayuda brindada a los misioneros Lucas de la Cueva y Nicolás de
Mascardi. Hecha la tercera probación (1645) en Callao, fue enviado al Colegio
San Pablo de Lima a enseñar gramática, donde además le asignaron la dirección
espiritual de los alumnos, la atención de los esclavos y libertos de la
enfermería del Colegio, del Hospital del Espíritu Santo y del de San Bartolomé,
y catecismo a los niños del Colegio y a la gente de color en el barrio San
Lázaro. Desde 1648, Castillo predicaba los domingos y días festivos en la feria
del Baratillo de la parroquia de San Lázaro. Muy enfermo de asma, escribió
(1657) al provincial Leonardo de Peñafiel, pidiendo su traslado a Juli (Perú) o
a La Paz (en la actual Bolivia). No recibió respuesta, ya que su carta llegó
después de morir el provincial, y C ya no insistió más.
Este mismo año (1657),
doña Ursula Calafa donó a la CJ la capilla de los Desamparados, cercana al
Baratillo, que los superiores confiaron a Castillo. Menos la misión cuaresmal
de 1658 en los valles de Late, Pachacamac, Surco y Callao, su labor se realizó
en Lima y alrededores; por eso, se le conocía como el Apóstol de Lima. A pesar
de su salud siempre delicada, desde la capilla de los Desamparados desplegó una
actividad que abarcaba todas las clases sociales de la ciudad. Fue consejero de
obispos y confesor de virreyes. Gozó de gran fama como predicador y director
espiritual, pero su atención estaba centrada en la gente de color e indios.
Difundió el catecismo en castellano y quechua, y usaba uno, manuscrito, en la
lengua de Angola. Poco a poco le surgieron otras iniciativas: la obra de la
Escuela del Santísimo Crucifijo de la Agonía, a la que acudía mucha gente para
oirle, sobre todo en cuaresma, semana santa, fiesta de la Exaltación de la
Santa Cruz y para el desagravio de carnaval; la escuela para niños pobres, el
recogimiento de las amparadas, y el hospital de los betlemitas. Por orden de
los provinciales Antonio Vázquez, Diego de Avendaño y Luis J. de Contreras,
escribió su autobiografía, fuente principal para el conocimiento de su vida de
oración, dones místicos, devoción a la Virgen y espíritu apostólico. En ella
refiere la influencia ejercida en él por los PP. Juan de Alloza, Peñafiel y
sobre todo Ruiz de Montoya, sobre el cual da abundantes datos. A principios de
abril 1673, cayó enfermo y, trasladado al Colegio San Pablo, murió llorado por
el pueblo limeño. Su fama de santidad indujo a la Congregación Provincial de
1674 a pedir que se iniciara su proceso de beatificación. El provincial
Hernando Cabero presentó la petición el 17 marzo 1677 y, el 23 julio, se abrió
la información con la presencia de 138 testigos, entre los que había tres
obispos, y cincuenta y tres religiosos de varias órdenes. Se abrieron otros
procesos en Chucuito, Huancavelica, Trujillo y Yanacocha. El expediente se
envió a Roma en 1685, con cartas del virrey, arzobispo, ambos cabildos,
Universidad de San Marcos y órdenes religiosas. El proceso, interrumpido a raíz
de la supresión de la CJ, fue reanudado en 1910.
Se le atribuyen ya varios
milagros, en particular de recuperación milagrosa de personas accidentadas,
pero se requiere de uno nuevo que esté mejor documentado para que proceda la
beatificación. Sus restos reposan a la entrada dela Iglesia de San Pedro, junto
a la Cruz que lo acompañaba en sus prédicas en la Plaza del Baratillo, y a
donde se acercan sus devotos para pedir su intercesión. Todos los 11 de cada mes,
se realiza en la Iglesia de San Pedro en el Centro de Lima la misa por su
beatificación.
OBRAS
"Traslado de la vida que,
por mandato de sus prelados, escribió el V. P. Francisco del Castillo (Lima, 27
Octubre 1677) y otro documentos inéditos", Revista del Archivo Nacional
del Perú 5 (1927) 133-159; 6 (1928) 203-220.
Un místico del siglo XVI:
Autobiografía del Venerable Padre Francisco del Castillo de la Compañía de
Jesús, ed. R. Vargas Ugarte (Lima, 1960).
No olvidar:
400° Aniversario de su Natalicio
1615 - 09 Febrero - 2015