Comentario del Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo “C”
COMENTARIOS A LA LITURGIA DE LOS DOMINGOS
06.10.2013
Escrito por el Padre Javier San Martin sj
HAY QUE TENER FE Y HUMILDAD PARA SEGUIR A DIOS
Lucas 17, 05-10
Estimados oyentes:
Bienvenidos a nuestro encuentro dominical para celebrar
juntos el Día del Señor. Hoy celebramos el domingo vigésimo séptimo del tiempo
ordinario. El evangelio es breve, pero contiene dos lecciones de gran
importancia para los que tratan de seguir las huellas del Señor: fe ciega y
humildad profunda!...
Jesús en repetidas ocasiones había insistido con sus
discípulos sobre la necesidad de vivir en fe. Por eso, cierto día, uno de ellos
le dijo:
Y Jesús aprovecha esta petición para subrayar la importancia
de esta actitud para el trabajo que ellos deberían emprender, y les dice:
- Miren, si vuestra fe fuera al menos como esta pequeña
semilla de mostaza, Uds. podrían decirle a ese árbol: ¡Arráncate de raíz, y
plántate en el mar!…Y, les aseguro, que el árbol les obedecería.
Con esto, Jesús, volvía a repetir a sus discípulos lo que en
alguna ocasión anterior les dijo:
- ¡Uds. Son hombres de poca fe! Pero en esta ocasión vemos que la motivación
de los discípulos había cambiado. Ahora ellos empezaban a ver la necesidad de
tener fe y de aumentarla. Un paso muy significativo en su vida espiritual
Pero Jesús no se detiene en este aspecto de la fe, que aunque
es esencial en su doctrina, tiene que estar acompañado de otro igualmente
importante, el de la humildad. Y por eso, Jesús, utilizando su estilo tan
propio, pasa a plantearles la siguiente cuestión:
- Vamos a suponer que uno de ustedes tiene un criado, y un
día le dice: vete a trabajar en el campo y a apacentar el rebaño. Cuando este
criado ha acabado su jornada de trabajo, y vuelve cansado, ¿quién es el que le
dice: - Ahora ven, siéntate junto conmigo a la mesa y come? ¿Verdad que Uds. no lo harían así? Por el contrario, lo que le dirían es: -¿Ya
estás aquí de vuelta? Muy bien. Ahora prepárame la mesa para comer. Cuando yo
haya acabado, tú podrás sentarte y comer también.
Los apóstoles escuchaban y asentían porque, en verdad, todos
los patronos hacían lo mismo. Y Jesús continuó preguntándoles:
- ¿Le debe algo de agradecimiento el patrono al criado porque
éste ha cumplido su deber? Le paga su jornal, y basta. Darle las gracias, ni se
le ocurre.
Los discípulos asienten nuevamente, Y Jesús, concluye:
- En verdad les digo, que esto se aplica también a ustedes.
Porque cuando hayan hecho todo lo que se les haya mandado, tienen que decir:
somos criados inútiles. Sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer.
Era esta, pues, una enseñanza directa en contra del y
vanidad. Porque ¿Quiénes somos nosotros para exigir derechos y presumir delante
de Dios?…
En esta experiencia que viven los discípulos con Jesús,
aparecen, pues, dos lecciones de gran importancia: la primera referida a la
relación con Dios, y la segunda, no menos importante, en relación con nosotros
mismos.
Ambos aspectos, la fe y la humildad, resultan esenciales para
el trabajo pastoral que Jesús había venido a realizar en base al pequeño grupo
de discípulos. Él quería hacer un grupo
“omnipotente”, que tuviera las mismas cualidades carismáticas que Él había
mostrado durante su breve permanencia, su dominio sobre las fuerzas de la
naturaleza, su carisma para hacer milagros, resucitar muertos, confirmar la
doctrina con medios maravillosos. Y para poder llegar a ser “otro Jesús” que
continuase su obra con sus mismo métodos se necesitan indispensablemente estas
dos actitudes fundamentales: ser hombres de fe y humildes. Con estas dos cualidades, los discípulos
podrían ser “omnipotentes”. Sin ellas, no podrán hacer nada. Por eso Jesús les
dice, “Si Uds. Llegan a tener fe, podrán trasladar este árbol y plantarlo en el
mar”.
Y este fue el secreto de los grandes santos: realizaron obras
imponentes e inexplicables, sin medios humanos, porque, por medio de la fe,
tenían en su mano toda la omnipotencia de Dios, y humildemente, daban a Él toda
la gloria de sus éxitos.
Por eso, se nos debe hacer cada vez más familiar la súplica
espontánea de los discípulos:
- ¡Señor, auméntanos
la fe!
Y aprender a repetir también la palabra de María:
- Aquí está la sierva del Señor. ¡Que sepa cumplir tu
voluntad!…
O la de Pablo ante la puerta de Damasco:
- Señor, ¿qué quieres que haga?…
La fe y la humildad van siempre unidas en el alma del
seguidor de Jesucristo. El humilde cree y obedece, y realiza maravillas de
fortaleza, de amor, de servicio, de apostolado, de fidelidad…
Por eso, hoy brota de nuestro corazón una canción que es
también un deseo: “cómo no creer en ti, Señor, cuando te veo tan presente a mi
alrededor, y en mis circunstancias,…cómo no creer en ti.
Y ahora viene lo más importante:
Y bien amigos, así terminamos nuestra reflexión dominical.
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor
Jesús.
Te invito, pues, a tomar el texto del evangelio en tus manos:
San Lucas, Capítulo 17, versículos 5 al 10, y trata de escuchar lo que el mismo
Señor Jesús, a través de él, te quiere comunicar:
Te agradezco muy sinceramente el haber estado con nosotros,
Y nos encontramos el próximo domingo por este medio.