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viernes, 13 de septiembre de 2013

Homilia del Domingo XXIV del T.O. - C




Lectura del santo evangelio según san Lucas (15,1-32):

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»

Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»

También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tu bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»


Palabra del Señor

Comentario al Domingo 24º del T. O. - C
Posted by: jsanmartin in

COMENTARIOS A LA LITURGIA DE LOS DOMINGOS

 ¿SABES QUE JESÚS TE ESTA BUSCANDO?

Lucas 15, 1- 32

ESTIMADOS AMIGOS, Bienvenidos a nuestro encuentro dominical para celebrar juntos el Día del Señor.

Hoy es el domingo vigésimo cuarto del tiempo ordinario, y la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario un pasaje del Evangelista San Lucas.


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“Y cuando la encuentra la carga sobre los hombros muy contento y al llegar a casa reúne a los amigos y a los vecinos para decirles, felicítenme, he encontrado la oveja que se me había perdido.”



Hoy el Señor habla sobre las grandes alegrías de su corazón. Corazón de Dios, corazón de Hombre, que vibra de manera especial cuando, una oveja del redil, que estaba alejada, perdida, la ha vuelto a encontrar. Esta es una verdadera alegría que no puede tenerla en secreto sino que sale a comunicarla a los demás. Casi como si quisiera salir a la naturaleza entera para decir: “hay algo íntimo en mi corazón que quiero compartir, para que todos también canten de alegría conmigo”. Unidos pues, a toda la naturaleza, cantemos nuestro amen sabiendo que la alegría de Dios hará que muchos pecadores vuelvan a su amistad.

*

Cuando encuentras a una persona querida que se había perdido es como si la noche terminase y se despertara la mañana. No hay nada más hermoso que poder ver el rostro de una persona querida que retorna a la amistad y a la que habíamos esperado por tanto tiempo. Por eso hoy, unamos nuestro canto y oración para que sean muchos los que quieran retornar a la amistad con Dios. Cantemos la alegría del encuentro como canta la mañana.

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No hay mayor alegría que trabajar para alegrar a Dios, haciendo que sean muchos los que retornen y se acerquen a Él. Cuando hemos podido hacerlo confesamos de corazón que nos sentimos felices. Lograr atraer nuevos amigos para Dios y hacer que las ovejas descarriadas vuelvan, es la mayor felicidad de una vida entregada a Él. Recordando esos hermosos y bellos momentos de nuestra vida, brota en nosotros un deseo de testimoniar de ser felices porque Dios nos ha permitido trabajar para alegrar su corazón.

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Hoy queremos dar un gracias profundo, porque Dios nos ha invitado a trabajar para que muchas personas se arrepientan y vuelvan a Él. Por eso hoy cantamos “gracias” que significa nuestro compromiso de trabajar por un mundo que sea la alegría de Dios. Hacer todo para que la moneda perdida en la oscuridad del mundo, aparezca, para que la oveja que se apartó del redil buscando otros valores, regrese. Sabemos que lo lograremos porque Dios mismo nos ha invitado a hacerlo. Ante esta invitación, digamos sí, gracias señor.

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Pero en este momento de desconcierto y dolor por los atentados y tragedias que ocurren en nuestro mundo, nos brota un único deseo: que se abandonen las ideologías de violencia para que el hijo pródigo regrese a la casa del Padre, que esta esperando a todos como a hijos verdaderos. Que vuelvan con hambre de perdón y de perdonar. El nos acepta como somos, con todas nuestras limitaciones. Pidamos, pues, la bendición de Dios para que logremos salir de nuestro egoísmo y podamos entrar en su plan de salvación.

Y AHORA VIENE LO MÁS IMPORTANTE

Y BIEN AMIGOS, así terminamos nuestro breve comentario a la liturgia de este domingo…
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Te invito, pues, a tomar el texto del evangelio en tus manos: San Lucas, Capítulo 15, versículos del 1 al 32, y trata de escuchar lo que el Señor Jesús, a través de él, te quiere comunicar:
Te agradezco muy sinceramente haber estado con nosotros,
Y nos encontramos el próximo domingo.

P. Javier San Martín.



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