La liturgia: encuentro entre el hombre y Dios y el amor a los hermanos
Noticia del 2013-02-19 12:28:54
(RV).- Con la participación de
Benedicto XVI y de sus colaboradores de la Curia Romana, prosiguen los
ejercicios espirituales de Cuaresma, en la capilla Redemptoris Mater del Palacio
Apostólico Vaticano, cuyas meditaciones están a cargo del presidente del
Pontificio Consejo para la Cultura, Cardenal Gianfranco Ravasi.El
purpurado hizo hincapié, este lunes por la tarde, en la gran epifanía de Dios en
la liturgia, con las dos dimensiones - la horizontal y la vertical – que se
intensifican en el Templo, como ‘tienda del encuentro’. Tras dedicar su
meditación matutina a la revelación de Dios en la Palabra y como Creador, el
Cardenal Ravasi reiteró la acción litúrgica profunda e intensa del encuentro con
Dios y los hermanos:
«Si miramos bien, nuestra liturgia es una mirada ininterrumpida hacia lo Alto, lo trascendente, el misterio – hacia Dios y Cristo – y hacia su Palabra. Pero es también una mirada dirigida a los hermanos. Pensemos en cuántas veces nos saludamos en la liturgia».
El amor a los hermanos y la conversión de los corazones para cruzar el umbral que conduce a la comunión con el Señor y para no correr el riesgo de quedarse en un mero rito exterior, recordó el cardenal Ravasi:
«Para lograr la Comunión con Dios – un solo Pan y un solo Cáliz – hay que ser un solo Cuerpo, debe haber comunión entre nosotros».
La experiencia de encuentro en Dios y con Dios crea solidez, tan necesaria en una sociedad como la nuestra, definida a menudo una sociedad líquida, es decir con una moralidad que parece no conocer normas objetivas, sino opciones espontáneas e instintivas, señaló asimismo el Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, que subrayó la Palabra y la revelación de Dios:
«La Palabra como primera grande epifanía, cantada por el Salterio y que yo descubro rezando. En mí no resuenan sólo mis palabras, sino que también la Palabra de Dios resuena en mí»
(CdM – RadioVaticana)
«Si miramos bien, nuestra liturgia es una mirada ininterrumpida hacia lo Alto, lo trascendente, el misterio – hacia Dios y Cristo – y hacia su Palabra. Pero es también una mirada dirigida a los hermanos. Pensemos en cuántas veces nos saludamos en la liturgia».
El amor a los hermanos y la conversión de los corazones para cruzar el umbral que conduce a la comunión con el Señor y para no correr el riesgo de quedarse en un mero rito exterior, recordó el cardenal Ravasi:
«Para lograr la Comunión con Dios – un solo Pan y un solo Cáliz – hay que ser un solo Cuerpo, debe haber comunión entre nosotros».
La experiencia de encuentro en Dios y con Dios crea solidez, tan necesaria en una sociedad como la nuestra, definida a menudo una sociedad líquida, es decir con una moralidad que parece no conocer normas objetivas, sino opciones espontáneas e instintivas, señaló asimismo el Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, que subrayó la Palabra y la revelación de Dios:
«La Palabra como primera grande epifanía, cantada por el Salterio y que yo descubro rezando. En mí no resuenan sólo mis palabras, sino que también la Palabra de Dios resuena en mí»
(CdM – RadioVaticana)