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sábado, 22 de diciembre de 2012

Homilia del Cuarto domingo de Adviento 2012 - C

 

El Espíritu nos lleva a servir

Liturgia de los domingos por P. Javier San Martin SJ

Cuarto Domingo de Adviento, “C”

San Lucas 3, 10 al 18.

Domingo 23 de diciembre 2012

 
icon for podpress ¿LA MADRE DE JESÚS VIENE A VISITARTE?,


Estimados amigos:
Bienvenidos a nuestra cita dominical para celebrar juntos el Día del Señor. Que la paz del Señor sea con todos Ustedes.
Hoy, CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO del CICLO C, el evangelio que la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario, tomado del evangelista San Lucas, está lleno de encanto, de idilio, de ternura iniguala­ble. Dos mujeres encinta que se encuentran, se saludan, y se llenan de Dios y de alegría. Dos primas, María e Isabel, convertidas en mamás milagrosamente.

Sólo María, después de la Ascensión del Señor, pudo ser la fuente de esta información que hoy no sería capaz de presentar el reportero más avispado. Sin grabadoras ni cámaras de televisión, Lucas recogió los datos suministrados por María, y en la visita­ción de ella a Isabel nos ofrece una de las escenas más sublimes de toda la Biblia.
 
- ¡Isabel!, ¿Cómo estás, cómo te encuentras?…
 
- Pero, María, ¿cómo vienes hasta aquí?…
 
María se había enterado del estado de Isabel cuando el Ángel le dijo:
 
- Tu pariente Isabel, en su ancianidad, ha concebido un hijo, y ya está en su sexto mes la que siempre ha sido estéril, porque para Dios no hay nada imposible.
 
Más de ciento veinte kilómetros separan Nazaret de Ain Karim. Pero María, audaz, valiente, sin complejos ni miedos, emprende el camino desde Gali­lea hasta la montaña de Judea.
Isabel, nada más oír el saludo de su joven prima se da cuenta que ella esta en cinta y por iluminación del Espíritu Santo le dice:
 
- ¿Pero, cómo es esto? ¿Llevas en tu seno a mi Señor, y vienes hasta mí? ¡Mira, hasta el niño que llevo en mis entrañas está dando saltos de gozo con solo oír tu voz!
 
María, en ese momento, recibe la primera bienaventuranza del Evangelio:
 
- ¡Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá en ti todo lo que te ha dicho el Señor!
 
¡Qué encuentro el de estas dos mujeres madres dentro del plan de salvación! La Liturgia de la Iglesia nos lo pre­senta hoy para que comprendamos la realidad de la próxima Navidad, que ya la tocamos con la mano.
María nos trae al Hijo de Dios, hecho hombre en su seno bendito.
Jesús se encuentra con nosotros para llenarnos de su Espíritu Santo, como a Isabel, como a Juan.
El Espíritu Santo nos llena de su alegría y de sus dones, porque donde entra el Espíritu de Dios hay gozo y paz.


 
La visitación de María a Isabel es una escena de ri­quezas inmensas. Nos habla de las dos naturalezas de Jesús, divina y humana, y de la mediación de María.
¿Quién es el Jesús que María lleva en su seno? Dios, ciertamente.
Isabel lo reconoce:
 
- ¿Cómo viene a visitarme la madre de mi Señor?…
 
Y El Señor, para un judío, era solamente Dios.
¿Quién es el Jesús, hijo de María? Es hombre perfecto. Nacido de mujer, dirá San Pablo.
Un Jesús hombre que tomará el pecho de la mamá como cualquier bebé.
Un Jesús que jugará y enredará y será educado como cualquier otro niño.
Un Jesús que, como nos dice el Evangelio, irá creciendo en estatura, en conocimientos y en gracia atractivos ante los hombres lo mismo que ante Dios.
Un Jesús que amará como nosotros; que trabajará y se cansará y padecerá hambre y sed; que gozará y sufrirá como sus hermanos los hombres, y que llegará a morir verdaderamente como cualquiera de nosotros.
¿Por medio de quién viene a nosotros este Jesús Hijo de Dios?
Dios ha querido servirse de María, que ha dado su SÍ consciente, libre y amorosa­mente al plan de Dios.
Y María sigue realizando hoy su misión de darnos a Jesús lo mismo que hizo con Isabel y el Bautista.
No va a ninguna parte María sin su Jesús.
No entra María con su amor y devoción en ninguna alma sin poner bien dentro de ella al mismo Je­sús. Ir nosotros a María y no encontrarse con Jesús resulta un imposible. María, como Madre, es una Mediadora natural entre Jesucristo y nosotros.
 
María también nos enseña una lección importante para nuestra vida cristiana. ¿Podemos nosotros quedarnos con ese Jesús al que llevamos dentro? ¿No, tenemos obligación de darlo a los demás?…
Por la fe de Abraham empezó la Historia de la Salvación. Por la fe de María -Por su “¡Sí, que se cumpla en mí tu palabra!”- se realizó definitivamente el plan de salvación trazado y prometido por Dios. María nos enseña a ser creyentes, a aceptar la Palabra, a decir siempre SÍ a Dios.

Y ahora viene lo más importante

Y BIEN AMIGOS, así terminamos nuestra reflexión dominical que ha sido preparada con el aporte del P. Pedro García, claretiano. Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Toma pues, el texto del evangelio en tus manos, San Lucas, Capítulo 3, versículos del 10 al 18, y trata de sentir lo que el Señor te quiere comunicar:
Agradecemos muy sinceramente tu presencia, y nos despidimos hasta la Navidad.

Escrito por el Padre Javier San Martin SJ


 
Paso a paso - 4º Domingo de Adviento, ciclo C
Publicado el 23/12/2012 El Equipo Eucaristía y la Editorial Verbo Divino promueven "Quiero ver": una presentación diferente para cada domingo y festividades del año.
 
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