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sábado, 15 de septiembre de 2012

14.09 + Exaltacion de la Santa Cruz +

 
 
14 Septiembre : Exaltemos la Santa Cruz
 
Hacia el año 320 la Emperatriz Elena de Constantinopla encontró la Vera Cruz, la cruz en que murió Nuestro Señor Jesucristo, La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia.

Años después, el rey Cosroes II de Persia, en el 614 invadió y conquistó Jerusalén y se llevó la Cruz poniéndola bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el cristianismo. Pero en el 628 el emperador Heraclio logró derrotarlo y recuperó la Cruz y la llevó de nuevo a Jerusalén el 14 de septiembre de ese mismo año. Para ello se realizó una ceremonia en la que la Cruz fuellevada en persona por el emperador a través de la ciudad. Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz.

El cristianismo es un mensaje de amor. ¿Por qué entonces exaltar la Cruz? Además la Resurrección, más que la Cruz, da sentido a nuestra vida.

Pero ahí está la Cruz, el escándalo de la Cruz, de San Pablo. Nosotros no hubiéramos introducido la Cruz. Pero los caminos de Dios son diferentes. Los apóstoles la rechazaban. Y nosotros también.

La Cruz es fruto de la libertad y amor de Jesús. No era necesaria. Jesús la ha querido para mostrarnos su amor y su solidaridad con el dolor humano. Para compartir nuestro dolor y hacerlo redentor.

Jesús no ha venido a suprimir el sufrimiento: el sufrimiento seguirá presente entre nosotros. Tampoco ha venido para explicarlo: seguirá siendo un misterio. Ha venido para acompañarlo con su presencia. En presencia del dolor y muerte de Jesús, el Santo, el Inocente, el Cordero de Dios, no podemos rebelarnos ante nuestro sufrimiento ni ante el sufrimiento de los inocentes, aunque siga siendo un tremendo misterio.

Jesús, en plena juventud, es eliminado y lo acepta para abrirnos el paraíso con la fuerza de su bondad: "En plenitud de vida y de sendero dio el paso hacia la muerte porque El quiso. Mirad, de par en par, el paraíso, abierto por la fuerza de un Cordero" (Himno de Laudes).

En toda su vida Jesús no hizo más que bajar: en la Encarnación, en Belén, en el destierro. Perseguido, humillado, condenado. Sólo sube para ir a la Cruz. Y en ella está elevado, como la serpiente en el desierto, para que le veamos mejor, para atraernos e infundirnos esperanza. Pues Jesús no nos salva desde fuera, como por arte de magia, sino compartiendo nuestros problemas. Jesús no está en la Cruz para adoctrinarnos olímpicamente, con palabras, sino para compartir nuestro dolor solidariamente.

Pero el discípulo no es de mejor condición que el maestro, dice Jesús. Y añade: "El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y me siga". Es fácil seguir a Jesús en Belén, en el Tabor. ¡Qué bien estamos aquí!, decía Pedro. En Getsemaní se duerme, y, luego le niega.

"No se va al cielo hoy ni de aquí a veinte años. Se va cuando se es pobre y se está crucificado" (León Bloy). "Sube a mi Cruz. Yo no he bajado de ella todavía" (El Señor a Juan de la Cruz). No tengamos miedo. La Cruz es un signo más, enriquece, no es un signo menos. El sufrir pasa, el haber sufrido -la madurez adquirida en el dolor- no pasa jamás. La Cruz son dos palos que se cruzan: si acomodamos nuestra voluntad a la de Dios, pesa menos. Si besamos la Cruz de Jesús, besemos la nuestra, astilla de la suya.

Es la ambigüedad del dolor. El que no sufre, queda inmaduro. El que lo acepta, se santifica. El que lo rechaza, se amarga y se rebela.
 
 
 
En pleno siglo XXI, la Cruz es acosada
 
Llevar una pequeña cruz al cuello en el lugar de trabajo pueda hacer que se corra el riesgo de ser despedido. Y sin embargo es así: este es el Reino Unido del 2012. Si no pregúntenle a Nadia Eweida, una empleada de British Airways, que ha padecido la discriminación en el trabajo precisamente por llevar puesta una cruz.
 
 
La enfermera Shirley Chaplin, que también sufrió represalias por las mismas  razones, ha pedido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que se pronuncie. Eweida y Chaplin decidieron en 2011 llevar el caso a Estrasburgo. Y el Gobierno Británico no apoyará a Nadia Eweida en el proceso judicial.
 
 
 
El Real Madrid acaba de suprimir de su escudo la cruz que en él figuraba, ya que, al haber construido unas instalaciones en un país árabe, el logotipo podía ser motivo de conflictos, y mermas económicas.
Estos hechos no son sino una mínima muestra de la presión y descalificación que cada vez con mayor intensidad se está produciendo con los seguidores de aquel hombre bueno, hijo del carpintero de Nazaret.
Pero solo sucede con el carpintero de Nazaret. Otros maestros y líderes espirituales son mostrados con orgullo, y sus retratos se hallan bien enmarcados y exentos de polvo y paja. Es un fenómeno increíble. Menos mal que, en ocasiones, se dan sucesos que pueden mitigar mínimamente la amargura de los creyentes. Sucesos como el que al parecer acaeció hace unos años en Madrid cuando Tierno Galván (ateo convencido) se hizo con la alcaldía de la ciudad: el día en que tomaba posesión de su despacho en la alcaldía, uno de los operarios se disponía a quitar un crucifijo que se hallaba colgado allí. Tierno, con voz firme, dijo a aquel operario: "No, no lo quite, eso es un símbolo de paz".
En fin, tomemos nota de ejemplos como este.