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viernes, 27 de julio de 2012

Homilia del Domingo XVI del T.O. - B

Llegó el momento de descansar

Para compartir sentimientos, experiencias y cansancios

Y preparase junto al Maestro,

A emprender con vigor una nueva etapa…

 

072012
DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO - "B"

Escrito por: Padre Javier San Marin SJ

¿Quieres venir a descansar conmigo?
*

San Marcos 6, 30 al 34

Domingo 22 de julio 2012

Estimados oyentes, les invitamos a celebrar juntos el Día del Señor.

Que su Paz este con todos Ustedes.

Hoy, DOMINGO DÉCIMOSEXTO DEL TIEMPO LITÚRGICO, la Iglesia ofrece para nuestra reflexión y comentario un momento bucólico y tranquilo de la vida del Señor Jesús. San Marcos dice que: “Se fueron en una barca a un sitio tranquilo y apartado”. Bien sabemos que el trabajo del apóstol es fatigoso y exigente. El deseo que él tiene de comunicar la palabra del Señor, de implantar el reino de Cristo, lo lleva de un sitio para otro, de problema en problema, de cansancio en cansancio. Los auténticos sembradores del evangelio parecen incansables ya que su alimento y mayor satisfacción es cumplir con la misión de Jesús, y por ello, se olvidan hasta de sí mismos y de dar tiempo a otras cosas también necesarias en la vida.

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Con alegría vemos a estos mensajeros entregados totalmente a la tarea apostólica. El sólo verlos actuar nos anima a imitarlos y a seguirlos. Algunos santos, movidos por un amor inconmensurable hacia Dios, cuando se les preguntaba cuándo iban a descansar, respondían con ingenuidad: “ya habrá tiempo para descansar en la otra vida”. Aun siendo esto hermoso, hoy vemos a Jesús con una actitud que nos podría llamar la atención: “Vámonos, les dice, vámonos a un sitio tranquilo y apartado”. Habían tantas cosas que hacer, pero Jesús quiere enseñarles que el apóstol, tiene también que dar atención a otros aspectos de su vida, necesita momentos para descansar, recuperar las fuerzas necesarias para el trabajo cotidiano.
Aun en la creación, el libro sagrado nos dice, que Dios el séptimo día descansó. El descanso es necesario para poder seguir en la brecha, trabajando en el surco, pero también para poder crear espacios y momentos comunitarios. El apóstol no es una persona aislada sino que tiene una pertenencia a un grupo humano. Y para ejercer a pleno pulmón su apostolado, debe sentir y vivir esa pertenencia. Esta le ofrece, no solo seguridad y respaldo, sino especialmente la amistad de sus compañeros de fatigas, elemento indispensable en la vida del apóstol. San Francisco Javier, al gran apóstol de la India y Japón, cuando estaba lejos allí en las misiones, llevaba escritos los nombres de sus compañeros en un pequeño collar que llevaba siempre consigo en el pecho.
El Señor Jesús fomenta, pues, estos espacios , apartados de la gente, para que sus discípulos puedan reforzar la amistad con El mismo y con los demás. En estos momentos de descanso, cada uno compartía con los otros las experiencias personales vividas, contaba sus triunfos y fracasos, sus aventuras. Nada debía quedar oculto que no lo sepan los demás porque esto era necesario para el crecimiento de la comunidad. Y por eso Jesús fomenta estos momentos de descanso, sin presencia de la gente, en los que cada uno podía abrir su corazón y entrar más profundamente en el de los demás. Bella y difícil experiencia. Eran momentos no para juzgar ni criticar, sino para dar fuerza, ánimo, orientación y entusiasmo.
Pero este tipo de experiencia se realiza gracias a la presencia carismática del maestro Jesús que basado en su experiencia de comunidad con el Padre y el Espíritu, va transmitiendo a esta primera comunidad cristiana los elementos esenciales de una auténtica comunidad: la pertenencia, el amor, el respaldo de unos a otros y especialmente la compañía abierta y sincera con Jesucristo. Pero pasado el momento de intimidad, había que volver al trabajo. La gente los esperaba y Jesús había venido para ellos. “Al desembarcar, dice Marcos, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.” El descanso, sin duda, les había dado ánimo, les había cargado nuevamente el deseo de servicio. Por eso el Señor se puso inmediatamente a atenderlos, a escucharlos y a enseñarles.
Señor, cuanta necesidad tenemos de maestros que estén dispuestos a perder su tiempo para orientar, ayudar a caminar a los que tienen dificultad. Maestros que sientan compasión, que no miren con indiferencia las angustias de los otros, que sepan el camino para poder guiar. Señor, necesitamos auténticos maestros de la vida. Maestros que como Jesucristo, sientan compasión de la gente, y sepan guiar al mundo por el camino de la salvación. Señor, hoy siento deseos de ser una de estos. ¿Me ayudarás, Señor?

Y ahora viene lo más importante

Y bien, amigos, así termina esta breve reflexión dominical.
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Toma el texto del evangelio en tus manos, San Marcos, capítulo 6, versículos del 30 al 34, y trata de sentir lo que el Señor te quiere comunicar.
Cecilia Mutual y el Padre Javier San Martín SJ , agradecemos muy sinceramente tu presencia,
y nos despedimos hasta el próximo domingo.