Yo estoy con vosotros todos los días...
FIESTA DE LA SANTISIMA TRINIDAD
Escrito por el Padre Javier San Martin SJ
Comentarios a la Liturgia de los Domingos
Las citas con Dios son citas de amor
San Mateo 28, 16 al 20.
Domingo 3 de JUNIO 2012
Fiesta de la Santísima Trinidad:
* Estimados amigos, bienvenidos a nuestra cita dominical,
* Que la paz del Señor sea con todos Uds.
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Hoy la Iglesia celebra la FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, fecha central del calendario litúrgico, que nos invita contemplar el profundo misterio de un Dios en tres personas distintas.
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San Mateo en el capítulo 15 dice que "Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado".
Iban para tener un encuentro con el maestro después de la Resurrección. Un encuentro de amigos, y todo encuentro de amistad, como todo encuentro sobrenatural, tiene un lugar y un tiempo determinados. Recordemos a los pastorcitos de Fátima a quienes la Virgen les pidió que acudieran a un lugar preciso y en una fecha determinada. Lo mismo a Santa Bernardita Soubirous en Lourdes, al Indio Juan Diego en México. El lugar y la fecha es importante para la revelación de Dios ¿Por qué?
Porque estos encuentros son como una cita de amor entre personas que se aman. Citas en las que tanto el lugar como la hora se determinan bien. Y una de las citas de amistad más importantes de la historia, es la que se realizaba aquel día, cuando el Señor Jesús confió a sus discípulos, ahora sus amigos, la misión que atravesaría la historia de la humanidad hasta el final de los tiempos. "Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra, les dijo. Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y sepan que yo estoy con Ustedes todos los días hasta el fin del mundo". Los discípulos, al escuchar estas palabras, intuyeron su gran trascendencia y vislumbraron a través de Jesús, el misterio de Dios. Y el lugar y la hora de aquella cita quedaron inolvidables.
Las citas con Dios son como en las citas de amor, en las que el dónde y el cuando resultan muy importantes. Son voluntades libres las que acuden al encuentro, movidas por la fascinación del otro. Aquí nada es obligado ni forzado. Sin embargo, es interesante notar que quien determina el lugar y el cuando es Jesús. De igual modo que la Virgen determinó el lugar y el cuando de los encuentros con Santa Bernardita, en Lourdes, y con los pastorcitos en Fátima. Es por eso que ahora, aplicando este circunstancia a nuestra vida personal surge una pregunta: ¿sé yo a donde quiere el Señor que vaya, y cuando, para encontrarme con El?
Cuántas veces podemos pensar que los encuentros con Dios se realizan en los lugares y momentos que nosotros determinamos. Yo quiero que el Señor se haga presente en tal ocasión, en tal lugar, en tal circunstancia, para hacer tal y tal cosa. ¡Qué hermoso sería!, pero no es así. No somos nosotros quienes manejamos a Dios, sino que es la sabiduría de Dios la que indica el camino que debemos seguir y cuándo debemos realizar las cosas. Si hoy nos unimos al grupo de los discípulos que van a la cita en Galilea, podremos comprender mejor la manera cómo Dios se quiere hacer presente en nuestras vidas. ¿Estas dispuesto a unirte al grupo de los discípulos para ir con ellos a la cita con El Señor Jesús? Esto significa dejar ocupaciones y compromisos diarios, supone desarraigarse de lo que tengo entre manos y, especialmente, supone tener la fascinación de la persona a quien voy a encontrar, a quien amo, a quien considero indispensable en mi vida.
Ir a la cita con Jesús supone sentir una atracción por El. Es por eso, que hoy surge una pregunta que no puedo eludir: ¿quiero ir yo a la cita con Jesús? ¿Se dónde se realizará dicha cita? ¿Qué sentimientos me produce el pensar que debo ir para encontrarme con El? ¿Ilusión, desgano, aburrimiento, entusiasmo? La respuesta sincera a estas preguntas pondrá de manifiesto la verdad de mi vida espiritual, de mi relación profunda con el maestro de Nazaret. Si ni siquiera se que hay una cita, si ni siquiera siento el deseo de saber dónde y cuándo puedo encontrar al Señor, entonces, no cabe duda, que estoy muy lejos de la fascinación por el maestro que vivieron los primeros discípulos. Tal vez, ni siquiera me interesa tener un encuentro con Jesús. Los pastorcitos en Fátima o Bernardita en Lourdes, sentían una obligación de amor para con la virgen, y no se les pasaba por la mente el faltar a ni una las citas. Las citas de amor, son inamovibles y se esperan con ilusión.
Es por eso, que hoy me pregunto, ¿voy a asistir a la cita contigo? ¿se dónde es? Se que tú, Señor, vas a estar en el lugar y en el tiempo que tu me dirás al corazón. No quiero que tu vengas a mi vida, a mi problemática, sino que quiero estar atenta para ir a donde tú quieras y cuando quieras. Quiero tener un corazón dispuesto para asistir a una cita con Dios, a hacer lo que tú me digas. Gracias Señor porque hoy nos has llamado a Galilea para enviarnos a predicar. Haz que no seamos ni flojos ni perezosos, que no vayamos a llegar tarde a la cita de amor contigo. Gracias Señor por invitarnos, por pensar en nosotros, por pronunciar nuestro nombre.
Y ahora viene lo más importante
Bien amigos, así terminamos esta breve reflexión dominical. Pero ahora viene lo más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Toma pues, este bello texto en tus manos y escucha a través de él, lo que el Señor te esta diciendo: San Mateo, Capítulo 28, versos 16 al 20.
Cecilia Mutual, y el Padre Javier San Martín SJ agradecemos muy sinceramente tu presencia, y nos despedimos hasta el próximo domingo.
http://faculty.shc.edu/jsanmartin/.