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domingo, 15 de abril de 2012

II Domingo de Pascua: Señor de la Divina Misericordia




HISTORIA DE LA IMAGEN DEL SEÑOR DE LA DIVINA MISERICORDIA

“El alma que venere esta Imagen no perecerá” (Diario, 48)
“También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre el enemigo” (Diario, 48)
“Yo Mismo la defenderé como a mi gloria, en la hora de la muerte” (Diario, 48)
“Mi Mirada en esa Imagen es igual a la Mirada desde la Cruz”. (Diario, 326)
“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta Imagen con la firma: JESÚS, EN TI CONFÍO”. (Diario, 327)
“Por medio de esta Imagen estaré concediendo muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a Ella” (Diario 570).

1. Introducción

El esbozo de la Imagen le fue revelado a Sor Faustina en la visión del 22 de febrero de 1931 en su celda del convento de Plock. “Al anochecer, estando yo en mi celda – escribe en el Diario – ví al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. ( …) Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una Imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío (Diario 47). Quiero que esta Imagen (…) sea bendecida con solemnidad el primer Domingo después de la Pascua de Resurrección; ese Domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia “ (Diario, 49).

El contenido de la Imagen se relaciona, pues, muy estrechamente con la liturgia de ese Domingo. Ese día la Iglesia lee el Evangelio según San Juan sobre la aparición de Cristo Resucitado en el Cenáculo y la Institución del Sacramento de la Reconciliación (Jn 20, 19-29). Así, la Imagen presenta al Salvador Resucitado que trae la paz a la humanidad por medio del perdón de los pecados, a precio de su Pasión y Muerte en la Cruz. Los rayos de la Sangre y del Agua que brotan del Corazón (invisible en la Imagen) traspasado por la lanza y las señales de los clavos, evocan los acontecimientos del Viernes Santo (Jn 19, 17-18, 33-37). Así pues, la Imagen de Jesús Misericordioso une en sí estos dos actos evangélicos que hablan con la mayor claridad del Amor de Dios al hombre.

Los elementos más característicos de esta Imagen de Cristo son los rayos. El Señor Jesús, preguntado por lo que significaban, explicó: “El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (….). Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos” (Diario, 299). Purifican el alma los Sacramentos del Bautismo y de la Reconciliación, mientras que la alimenta plenamente la Eucaristía. Entonces, ambos rayos significan los Sacramentos y todas las Gracias del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua y también la Nueva Alianza de Dios con el hombre contraída en la Sangre de Cristo.

A la Imagen de Jesús Misericordioso se le da con frecuencia el nombre de Imagen de la Divina Misericordia. Es justo porque la Misericordia de Dios hacia el hombre se reveló con la mayor plenitud en el Misterio Pascual de Cristo.

La Imagen no presenta solamente la Misericordia de Dios, sino que también es una señal que ha de recordar el deber cristiano de confiar en Dios y amar activamente al prójimo. En la parte de abajo – según la voluntad de Cristo – figura la firma: “Jesús, en Ti confío”. “Esta Imagen ha de recordar las exigencias de Mi Misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Diario, 742).

Así comprendido el culto a la Imagen, a saber, a la actitud cristiana de confianza y misericordia, vinculó el Señor Jesús promesas especiales de: la salvación eterna, grandes progresos en el camino hacia la perfección cristiana, la gracia de una muerte feliz, y todas las demás gracias que le fueren pedidas con confianza. “Por medio de esta Imagen colmare a las almas con muchas gracias. Por eso quiero, que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570).

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