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sábado, 28 de abril de 2012

Homila al IV Domingo de Pascua 2012 -B

¿Sabes que te conoce por tu propio nombre?

Escrito por: Padre Javier San Martin sj
Comentario al Cuarto Domingo de Pascua - “B”

San Juan 10, 11 al 18 29 de abril 2012
Estimados amigos:
Bienvenidos a nuestra cita dominical. Que la Paz del Señor sea con todos Ustedes. Hoy nos unimos a toda la Iglesia para celebrar juntos el Cuarto Domingo de Pascua. Leemos en los libros que relatan las costumbres del Oriente, en donde Jesús pasó su vida,



Cómo al amanecer, se reúnen los pastores a las puertas del aprisco en donde están todas las ovejas revueltas. Pero, apenas un pastor lanza un silbido o hace resonar su voz, en torno a la puerta se agrupan todas las ovejas de ese pastor, mientras que las demás no se mueven. Siguen adentro hasta que viene el propio pastor y repite la misma operación. Estos animales son únicos para reconocer la voz de su propio pastor y ni por casualidad una oveja se escapa con un pastor extraño. Y puesto ahora el pastor al frente de su rebaño, lo saca a la pradera. A cada una de sus ovejas le ha puesto su nombre. Resulta un placer escucharle cuando las llama a cada una: -¡Eh, tú, preciosa!… ¡Reina, ven aquí!… ¡Perla, vete con cuidado!… ¡Tesoro, mira lo que haces!… Así, como si fueran personas. Las conoce a cada una en particular. Las quiere. Y que se cuide de venir una fiera y meterse entre el rebaño. Porque el manso pastor se vuelve una fiera también, y está dispuesto a dar la vida en defensa de sus ovejas y de sus corderos… .



Hay que tener presente estas costumbres para entender el Evangelio de este domingo llamado del Buen Pastor. Jesús nos explica, no con altos discursos, sino con una delicada comparación, la relación que Él mantiene con cada uno de nosotros. Jesús Resucitado, ¿dónde está?, ¿qué hace? ¿Se ha desentendido de nosotros allá en el Cielo? ¿Se acuerda de nuestros nombres y de nuestras necesidades? ¿Nos quiere todavía? ¿Nos llama? ¿Nos cuida… a mí…a ti, a todos…? Para saberlo, basta oír sus palabras en este Evangelio: Yo soy el buen pastor, Conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí. Igual que el Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así nos conocemos mis ovejas y yo. Y yo ofrezco mi vida por mis ovejas. Tengo otras ovejas que no son de mi rebaño, y yo las tengo que atraer. Llegarán a escuchar mi voz, y se formará un solo rebaño bajo la guía de un solo pastor. Con qué emoción escucho siempre estas palabras. Aquí Jesucristo se ha dejado llevar por su corazón. Palabras como éstas no se ha atrevido a dirigirlas ningún líder a sus seguidores, ningún fundador de religión a sus correligionarios, ningún maestro a sus discípulos. Estas palabras sólo han podido salir de un Hombre Dios… Para decir cómo El nos conoce tan profundamente ha puesto la comparación última a la que podía llegar: ¡me conoce como conocen a su Padre! ¿Es posible? Es decir que yo estoy en su mente como lo está el Padre… que yo no falto en su pensamiento ni un solo instante, quiere decir que su cielo no será cielo si le falto yo. Quizá la mejor explicación de estas sus palabras las tengamos en otras palabras suyas, cuando Jesús le pide al Padre en la Ultima Cena antes de morir: - ¡Que todos sean UNO en nosotros como tú y yo somos uno! Somos UNO porque hemos entrado a formar parte de Dios. Porque Jesús y nosotros formamos un solo Cristo, Jesús Cabeza y nosotros miembros. Y siendo Él y nosotros un solo Cristo, al pensar Jesús en Sí piensa en todos nosotros. ¡Qué verdad tan profunda! Al amar Jesús a su Padre, amamos también nosotros Dios con el mismo corazón de Jesús. Al ser amado Jesús por el Padre, nos ama forzosamente a nosotros al mismo tiempo que ama a su Hijo predilecto Jesús. Al estar Jesús en el Cielo, por fuerza tenemos que estar nosotros con El. Esto nos recuerda cuando el Señor Jesús nos decía: - “Mi Padre les ama a Ustedes porque ustedes me aman a mí”. Si seguimos discurriendo de esta manera, no sé a dónde vamos a llegar. Pero ciertamente que no sobrepasaremos los límites a los que ha llegado Jesús cuando nos ha dicho lo que ahora volvemos a repetir: - Conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen, como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y el conocimiento en el lenguaje de la Biblia, no es un conocimiento frío, intelectual, sino un conocimiento lleno de amor, de ternura, de pasión…Por eso, brota hoy de mi corazón decirte: ¡Señor Jesucristo, Buen Pastor! los acentos de tu voz son inconfundibles, el silbo amoroso con que hoy nos llamas sólo puede salir de una boca que esta buscando nuestro bien y que se preocupa de que no caigamos en las manos del mal. ¡Buen Pastor, que nos conoces a cada uno! ¡Buen Pastor que nos apacientas con tu Palabra, con tu Cuerpo y con tu Sangre! ¡Buen Pastor, que nos defiendes, y nadie puede arrebatarnos de tu mano!… ¡Guárdanos hasta tenernos seguros en el aprisco de tu Gloria!
Y así amigos, terminamos la breve reflexión sobre el Evangelio del Domingo.

Pero ahora viene lo más importante:

 Tu encuentro personal con el Señor Jesús. Toma el evangelio en tus manos, San Juan Capitulo 10 versículos 11 al 18 y escucha lo que el mismo Señor te quiere comunicar. Quédate pues ahora a solas con El, y cuenta con nuestras oraciones. Cecilia Mutual y Javier San Martín, agradecemos muy sinceramente el haber estado con nosotros, ¡Y nos despedimos hasta el próximo domingo.

Escrito por: Padre Javier San Martin sj
http://faculty.shc.edu/jsanmartin/about/