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domingo, 18 de marzo de 2012

Homilia IV Domingo de Cuaresma - B

El Dios que nos salva

Domingo 4º de Cuaresma - “B”
Escrito por: Padre Javier San Martin SJ
La Sonrisa de Dios
* * *
Domingo 18 de marzo 2012
San Juan 3, 14 al 21,
Bienvenidos a nuestra cita semanal para celebrar juntos el día del Señor.
Hoy, DOMINGO CUARTO DE CUARESMA del Ciclo “B”, la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario una sugestiva página del evangelio de San JUAN. Pero a fin de poderla comprender mejor escuchemos este caso de la vida diaria.



Aquel joven paralítico estaba en su silla de ruedas, siempre inmóvil, sin poder trabajar, ya que apenas podía servirse de los brazos para sostener y hojear algún libro. Un día, uno de los asiduos compañeros, le pregunta:
- Oye, tú que lees la Biblia y rezas tanto, me puedes decir francamente: ¿qué es lo que más te llama la atención en Dios?…
- Mira, me paso muchas horas pensando en Él y hablando con Él. Desde que tuve este accidente y estoy en esta silla de ruedas, cuento con muchas horas para pensar. Y te diré francamente que lo que más me llama la atención de Dios es, que nos ama.
- Que NOS ama, ¿Dices? Y te pones el primero. ¿Tú crees que Dios te ama a pesar que te ha golpeado de esa manera?…
- Creo más que nunca. Y la prueba mayor es que yo le amo también. Me sería imposible amarle si Él no me amara. Me pasa como al hijito de mi hermana. Ella me lo trae, yo no le puedo alargar los brazos para acariciarle pero vieras las sonrisas que él me da. Yo le sonrío, y él me devuelve otra sonrisa que no se paga con millones. Si por casualidad yo no le sonrío primero, él permanece indiferente del todo. Mi sobrinito de tan pocos meses se me ha convertido en mi mejor maestro. Me ha hecho comprender que si yo amo a Dios es porque El antes me ha amado.
Esta conversación entre los dos amigos, es el mejor comentario del Evangelio de este Domingo. Recordamos la escena. Nicodemo, un rabino muy ortodoxo, maestro de la Ley y miembro del sanedrín o asamblea de los judíos, ha oído al Señor Jesús, a hablar con Él porque se ha convencido de su Persona. Pero tiene miedo de los comentarios de sus compañeros, y por eso viene a visitarlo a escondidas ya metida la noche y le escuchamos decir:
- Maestro, estamos convencidos de que tú vienes de Dios, pues de lo contrario no harías los milagros que haces.
Jesús le agradece la sinceridad, y se mete en el problema de la salvación:
- ¿Recuerdas lo que hizo Moisés en el desierto, cuando lo de las serpientes venenosas? Por orden de Dios él levantó en alto una serpiente de bronce, para que todo el que la mirara después de haber sido picado por aquellas serpientes venenosas, quedaba curado y no moría. Pues esto pasará conmigo: se me levantará de tierra, y el que me mire con fe se salvará. - Sí, porque Dios ha amado de tal manera al mundo que no ha dudado en entregarle su propio Hijo, para que quien crea en Él no muera.
Esta página incomparable del Evangelio de Juan me hace abismar en la bondad de Dios. Y nos vamos a fijar, solamente, en la palabra que resumía la reflexión del joven universitario:
¡Dios ha amado al mundo! Dios nos ama…, Dios me ama...
Así, hasta llegar a mí en particular, como si no tuviera otro a quien prodigar su sonrisa y a darle su corazón divino… Al hablar del amor de Dios se nos ha inculcado con frecuencia el amor que nosotros le debemos tener a Él. Se nos ha enseñado hasta la saciedad el primer mandamiento:
- ¡Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas, con todo tu ser!…
Pero se nos ha hablado muy poco del amor que Dios nos tiene a nosotros. Hemos olvidado la palabra que un día nos dijo el apóstol San Juan:
-¡Dios nos amó primero!
Sin la sonrisa primera de Él, no hubiéramos sido capaces de sonreírle nosotros.
Hoy se insiste en un slogan que afortunadamente se difunde cada vez más:
¡Dios te ama!…
Y este lema penetra en el corazón, hace pensar, da confianza, aleja de nosotros el temor, nos hace mirar a Dios como un Padre y no como el juez severo o un policía que cosas malas estas haciendo …Porque nos ama, Dios nos creó y nos amó antes de que nos creara.
Padre eterno, quiero en este día salir convencido de que nos amas, y lo sabemos porque nos mandaste a tu Hijo, para que hecho hombre y nacido de María fuera uno más de nosotros. Lo sabemos porque impusiste a tu Hijo el deber de morir en la Cruz por nuestra salvación, lo sabemos porque nos has hecho entrar dentro de tu vida divina haciéndonos hijos suyos, lo sabemos que nos ofreces y nos das tu Cielo, y sueñas con vernos allá junto contigo. Si algún día me pierdo, no será porque no me amas, sino porque yo he decidido rechazar tu luz y tu vida que tu me brindas con generosidad total. Sabiendo que tú me prodigas cada día una sonrisa, porque me amas, ¿cómo no voy a sonreírte y amarte también en cada instante de mi vida?…

Y ahora viene lo más importante:
Y bien amigos, así terminamos esta breve reflexión sobre el Evangelio de este Domingo.
Pero ahora viene el momento más importante, tu encuentro personal con el Señor Jesús. Toma, pues, el evangelio en tus manos, San Juan Capitulo 3 versículos del 14 al 21, y trata de sentir lo que el señor te quiere comunicar.
Quédate pues ahora a solas con El.

Agradecemos muy sinceramente el haber estado con nosotros.
¡Y nos despedimos hasta el próximo domingo.
Escrito por: Padre Javier San Martin SJ