Centenario del Fundador de Fe y Alegría
Publicada en 04.12.2010
Hay hombres que sembraron sus vidas en la tierra fértil del servicio. Por ello, fueron capaces de levantar grandes cosechas en el corazón de multitudes. Uno de esos hombres fue el Padre José María Vélaz, el Fundador de Fe y Alegría, que este 4 de Diciembre estaría cumpliendo sus cien años. Vélaz fue durante toda su vida un soñador, un constructor de sueños y un sembrador de sueños. Fe y Alegría fue su sueño más importante que lo sembró en el corazón de muchas personas generosas y hoy es una realidad que ha llevado sus banderas educativas de esperanza y amor a los rincones más apartados y necesitados de Venezuela y América.
Fe y Alegría nació el 5 de marzo de 1955 en un rancho cedido por su dueño, Abrahán Reyes, en lo que hoy es el 23 de enero de Caracas. Cien alumnos sentados sobre el piso, pues no tenían ni pupitres, ni mesas, ni pizarrones fueron sus primeros alumnos. Dos muchachas del barrio que sólo tenían quince años y el sexto grado de primaria, las primeras maestras. Hoy Fe y Alegría es un Movimiento de Educación Popular y Promoción Social presente en 18 países de América Latina y desde hace más de un año, también en Chad, África, pues donde hay miseria y necesidades, allí va Fe y Alegría.
Desde los inicios, el Padre José María Vélaz optó por la educación por considerarla el medio más idóneo para combatir la exclusión, la violencia y la miseria, y hacer de las personas sujetos dignos, productivos, fraternales. Pero tenía que ser una educación de calidad, pues no se podía aceptar que la educación de los pobres fuera una pobre educación. Si la educación no es de calidad para todos, en vez de contribuir a democratizar la sociedad, contribuye a agigantar las diferencias: buena educación para los que tienen posibilidades de asistir a centros prestigiosos y pobre o pésima educación para los que asisten a centros o programas muy pobres.
En estos tiempos en que tanto se proclama la calidad, para Fe y Alegría, la educación sólo es de calidad si forma personas y ciudadanos de calidad. Eso es lo que plantean con claridad meridiana sus objetivos al señalar que el fin último de Fe y Alegría es formar hombres y mujeres nuevos que se responsabilizan de su propia transformación personal y la de su comunidad, profundizando la conciencia de su dignidad humana y su vocación de servicio. Educación que ayuda a cada persona a conocerse, quererse y emprender el camino de su propia realización con los demás, no contra los demás. Educación que forme auténticas personas y ciudadanos productivos y solidarios, con capacidad de insertarse activamente en el mundo del trabajo y de la producción, y realmente comprometidos con el bien común. Educación que despierte el gusto por aprender, por superarse permanente-mente, que fomente la creatividad, la libertad y el amor. El fin último de Fe y Alegría no es crear escuelas, emisoras, institutos, centros de capacitación, sino crear una nueva sociedad donde todos podamos vivir dignamente y nos reconozcamos como hermanos, hijos de un mismo Padre que nos ama a todos entrañablemente y nos invita a construir un mundo cada vez más humano y fraternal.
Colaboración: Antonio Pérez Esclarín
http://www.cpalsj.org/
HISTORIA
"Fe y Alegría nació para impulsar el cambio social por medio de la Educación Popular Integral "P. José María Vélaz, s.j. Fundador.
Hay hombres que sembraron sus vidas en la tierra fértil del servicio. Por eso, fueron capaces de levantar grandes cosechas en el corazón de multitudes. Uno de estos hombres fue el Padre José María Vélaz, el fundador de Fe y Alegría, ese movimiento educativo que, nacido en un rancho de Caracas, ha llevado sus banderas de Educación Popular Integral a los barrios y campos de catorce países latinoamericanos.
El Padre José María Vélaz nació en Rancagua, Chile, el 4 de Diciembre de 1.910. Cinco años tenía cuando murió el padre. La mamá tuvo que atender con toda energía los negocios y el cuidado de cuatro niños muy pequeños. Este hecho marcó profundamente al joven José María que siempre fue un arduo defensor del valor, capacidad y entereza de las mujeres.
Cinco años después de la muerte del padre, la familia se volvió a España, pero le quedó raíz de su profunda sensibilidad latinoamericana. Cursó estudios en el internado de los jesuitas en Tudela y en la Universidad de Zaragoza. Comenzaron los sueños de aventuras y desafíos, de servir en misión apostólica como jesuita. Para poder realizar este sueño, abandonó sus estudios de Derecho e ingresó a la Compañía en 1928. Su formación y la situación política de España lo llevaron por varios países europeos y, cuando estaba esperando ser enviado a China, sus superiores decidieron mandarlo a Venezuela en el año 1946. Llegó con cierto desengaño, pero el país le fue ganando.
Trabajó unos años en el Colegio San Ignacio de Caracas y regresó a Europa a continuar sus estudios de teología y a ordenarse de sacerdote. De regreso a Venezuela, permaneció dos años en Caracas y, en agosto de 1948, fue nombrado rector del Colegio San José de Mérida, participando de modo especial en el crecimiento y en el prestigio de dicho Centro Educativo. Allí se reencontró con los Andes que lo volverían a aguijonear una vocación de grandeza en el servicio, una permanencia en la audacia y en el riesgo. Desarrolló el colegio y varias obras en la zona. Luego de cumplidos sus objetivos pensó fundar una red de escuelas en varios pueblitos andinos que dependerían del Colegio de San José de Mérida, para atender mayor número de alumnos. Después, cuando terminó su período de Rector ideó una red de escuelas campesinas por los llanos de Barinas, pero el proyecto no fue aceptado por los superiores y en 1954 se le envió a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Allí, el año siguiente, fundaría Fe y Alegría para vivir a plenitud su vocación de Misionero.
En 1.960 se separó de la Universidad Católica, para dedicarse a tiempo completo a Fe y Alegría que en esos momentos ya contaba con Seis Mil Alumnos -en los Barrios Marginados de Caracas y comenzaba a extenderse a Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y el Oriente.
Cuando ya Fe y Alegría contaba en 1.964 con más de Diez Mil Alumnos en Venezuela pasó a fundarla en el Ecuador. Posteriormente en 1.965 a Panamá y en 1.966 a Perú. Fe y Alegría penetró con gran éxito en Bolivia en 1.966 y siguió un crecimiento por Centro América y Colombia, de manera que el P. José María Vélaz, la ha podido implantar en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, siguiendo un Proyecto Continental de alcanzar todos los Países Iberoamericanos.
Desde 1.974 dedicó su tiempo junto con una preocupación general al fortalecimiento de la Obra, a la iniciación del Campamento y de la Escuela de Artes Aplicadas de San Javier del Valle Grande de Mérida, como un Programa Piloto, para todo el resto de Fe y Alegría.
Luego decidió enfrenta un nuevo reto: La creación de una cadena de escuelas agropecuarias en los llanos. Su primer proyecto San Ignacio del Masparro. A diez kilómetros de Dolores, en el Distrito Libertad del Estado Barinas comienzó su labor. En San Fernando de Apure, la escuela agropecuaria Padre Gumilla, sería el otro polo de la cadena. Su último viaje le llevó hasta Caicara, Puerto Ayacucho, la Gran Sabana, para explorar la creación de escuelas para los indígenas. A su regreso a la escuela del Masparro le sorprendió la muerte (1985).