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viernes, 10 de septiembre de 2010

Domingo XXIV - C


Vuelve...te quiero

¿SABES QUE JESÚS TE ESTA BUSCANDO?
Escrito por: Padre Javier San Martín SJ

DOMINGO XXIV - “C”
12 de septiembre 2010
Lucas 15, 1- 32

ESTIMADOS AMIGOS:
Bienvenidos a nuestro encuentro dominical para celebrar juntos el Día del Señor. Hoy es el domingo vigésimo cuarto del tiempo ordinario, y la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario un pasaje del Evangelista San Lucas.
“Y cuando la encuentra la carga sobre los hombros muy contento y al llegar a casa reúne a los amigos y a los vecinos para decirles, felicítenme, he encontrado la oveja que se me había perdido.”

Hoy el Señor habla sobre las grandes alegrías de su corazón. Corazón de Dios, corazón de Hombre, que vibra de manera especial cuando, una oveja del redil, que estaba alejada, perdida, la ha vuelto a encontrar. Esta es una verdadera alegría que no puede tenerla en secreto sino que sale a comunicarla a los demás. Casi como si quisiera salir a la naturaleza entera para decir: “hay algo íntimo en mi corazón que quiero compartir, para que todos también canten de alegría conmigo”. Unidos pues, a toda la naturaleza, cantemos nuestro amen sabiendo que la alegría de Dios hará que muchos pecadores vuelvan a su amistad.
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Cuando encuentras a una persona querida que se había perdido es como si la noche terminase y se despertara la mañana. No hay nada más hermoso que poder ver el rostro de una persona querida que retorna a la amistad y a la que habíamos esperado por tanto tiempo. Por eso hoy, unamos nuestro canto y oración para que sean muchos los que quieran retornar a la amistad con Dios. Cantemos la alegría del encuentro como canta la mañana.
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No hay mayor alegría que trabajar para alegrar a Dios, haciendo que sean muchos los que retornen y se acerquen a Él. Cuando hemos podido hacerlo confesamos de corazón que nos sentimos felices. Lograr atraer nuevos amigos para Dios y hacer que las ovejas descarriadas vuelvan, es la mayor felicidad de una vida entregada a Él. Recordando esos hermosos y bellos momentos de nuestra vida, brota en nosotros un deseo de testimoniar de ser felices porque Dios nos ha permitido trabajar para alegrar su corazón.
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Hoy queremos dar un gracias profundo, porque Dios nos ha invitado a trabajar para que muchas personas se arrepientan y vuelvan a Él. Por eso hoy cantamos “gracias” que significa nuestro compromiso de trabajar por un mundo que sea la alegría de Dios. Hacer todo para que la moneda perdida en la oscuridad del mundo, aparezca, para que la oveja que se apartó del redil buscando otros valores, regrese. Sabemos que lo lograremos porque Dios mismo nos ha invitado a hacerlo. Ante esta invitación, digamos sí, gracias señor.
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Pero en este momento de desconcierto y dolor por los atentados y tragedias que ocurren en nuestro mundo, nos brota un único deseo: que se abandonen las ideologías de violencia para que el hijo pródigo regrese a la casa del Padre, que esta esperando a todos como a hijos verdaderos. Que vuelvan con hambre de perdón y de perdonar. El nos acepta como somos, con todas nuestras limitaciones. Pidamos, pues, la bendición de Dios para que logremos salir de nuestro egoísmo y podamos entrar en su plan de salvación.

Y AHORA VIENE LO MÁS IMPORTANTE

Y BIEN AMIGOS, así terminamos nuestro breve comentario a la liturgia de este domingo…
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Te invito, pues, a tomar el texto del evangelio en tus manos: San Lucas, Capítulo 15, versículos del 1 al 32, y trata de escuchar lo que el Señor Jesús, a través de él, te quiere comunicar:
Te agradezco muy sinceramente haber estado con nosotros,
Y nos encontramos el próximo domingo.
P. Javier San Martín SJ