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sábado, 4 de septiembre de 2010

Domingo XXIII - C

¿QUÉ DEJAS POR SEGUIR A JESÚS?
COMENTARIO escrito por el P. Javier San Martin sj
DOMINGO XXIII - “C”
05 de septiembre 2010
Lucas 14, 25- 33

ESTIMADOS AMIGOS:
Bienvenidos a nuestro encuentro dominical para celebrar juntos el Día del Señor.
Hoy la Iglesia presenta para nuestra reflexión y comentario un pasaje del Evangelista San Lucas. En él vemos a Jesús rodeado de un grupo de sus seguidores a los cuales les da algunas instrucciones para poder continuar en su seguimiento.


Tu cruz nos salva


Las palabras que escuchamos decir a Jesús en esta ocasión, nos llaman la atención por su dureza y al mismo tiempo por su franqueza:
- “Si alguno quiere venir conmigo y no pospone a su Padre y a su Madre y a su Mujer y a sus hijos y a sus hermanos y a sus hermanas, incluso a si mismo, no puede ser discípulo”.
Estas palabras, serian aceptadas por algunos pero, al mismo tiempo, levantarían dudas y desaliento. Muchos se dirían:
¿ Como voy a dejar lo mas intimo que tengo?, ¿como voy abandonar a mi familia para seguir al Maestro?. Cuando Jesús dijo esas palabras, muchos volverían la espalda al Señor y siguieron otro camino. Era una exigencia muy dura.
Cuando uno las escucha por primera vez siente una reacción espontánea en contra pero, al mismo tiempo, en muchos suscitan un cambio total en los objetivos de su vida. Mirando la figura de Jesús en toda su dimensión, su grandeza como hombre y como Dios, su llamada segura y las metas tan atrayentes, hay muchos que no han dudado en dejar todo aquello que la sangre les había dado por seguir las huellas del Maestro de Nazaret. La renuncia es costosa, pero la fuerza de atracción mucho mayor. Y por eso muchos han dado el paso.
Sin embargo, la tentación de volver la vista atrás y ver aquello que se dejo: la familia, el hogar, la libertad, el dinero, esta siempre presente. Las dificultades del seguimiento de Jesús opacan la mirada del Maestro y su llamada y hacen que vuelvan a relumbrar las cosas del pasado. Y algunos las vuelven a abrazar. Estos son los que el Señor dijo que no serán dignos de seguirle, ya que la renuncia exige ser hecha todos los días. Y es el amor al maestro de Nazaret es el que debe dar la fuerza para hacerla.
Hoy en día las atracciones del mundo se presentan con gran fuerza, por lo que van siendo menos los que se animan a decir Si al llamado de Jesús. Sin embargo, hay muchos, que no se sienten con el deseo de renunciar a la familia ni a las cosas pero que, al mismo tiempo, sienten el deseo de seguir a Jesús. Por eso hoy en día esta surgiendo con gran fuerza el “seguimiento Laical”, pero no con las características del seguimiento Religioso que exige una entrega total.
¿Nos podemos contentar con el seguimiento Laical?. Ciertamente Dios es el que hace la obra y por eso confiamos que los laicos llevaran también el mensaje del Evangelio. Pero no por esto se puede borrar de la escritura aquella invitación clara que hace el Señor a dejar todo: el Padre, la madre, hermanos y hermanas, a quienes desean seguirlo.
Sin embargo, el seguimiento a Jesús no solo exige renunciar, sino también el “cargar” sobre sí mismo el peso de la vida. Por eso Jesús añade:
“Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser mi discípulo“.
La cruz personal esta compuesta por todas las limitaciones, defectos, dolores y molestias, que todo ser humano tiene en la vida. Para el Señor es más importante cargar con esta cruz personal que llevar todo el cúmulo de cualidades que uno pueda tener. Uno podría sentirse orgulloso de su inteligencia, de su capacidad de hablar y comunicarse, de su trato social, de su convencimiento de gentes, y pensar que con este bagaje de cualidades puede ser un buen discípulo de Jesucristo. Sin embargo el Maestro le preguntará, no tanto por sus cualidades de las que se gloria sino por la cruz que esta llevando y cómo la esta llevando, si con paciencia, con amor, con entrega. Ya que el discípulo de Cristo se caracteriza por el mismo signo que caracteriza Cristo, es decir, la Cruz. Ya lo decía San Pablo:
Yo no me glorió en otra cosa sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”.
Esta enseñanza nos da una visión clara de lo que es central en el seguimiento a Jesús. Si la cruz no esta presente, de nada nos valen los grandes discursos y palabras, las grandes cualidades personales de los que uno se puede enorgullecer.
Oración: Señor Jesús, hoy me doy cuenta del profundo sentido que tiene el seguirte. Ayúdanos a ser fieles seguidores tuyos, con la renuncia cuotidiana y con el entusiasmo de poder acompañarte llevando nuestra cruz de cada día.
Y AHORA VIENE LO MÁS IMPORTANTE
Y BIEN AMIGOS, así terminamos nuestro breve comentario a la liturgia de este domingo,
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Te invito, pues, a tomar el texto del evangelio en tus manos: San Lucas, Capítulo 14, versículos 25 al 33, y trata de escuchar lo que el Señor Jesús, a través de él, te quiere comunicar:
Te agradezco muy sinceramente el haber estado con nosotros,
Y nos encontramos el próximo domingo

http://faculty.shc.edu/jsanmartin/2010/09/03/%c2%bfque-dejas-por-seguir-a-jesus-c42/#more-870