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domingo, 22 de agosto de 2010

Padre Arrupe SJ en el Peru


LO QUE DIJO EL PADRE ARRUPE EN EL PERÚ


Se Podría escribir mucho sobre lo que ha significado Arrupe en nuestras vidas y en la vida de la Iglesia, y ésta sería una tarea inagotable dada la riqueza y la inspiración de su persona. Todavía somos muchos los que transitamos por las huellas que nos ha ido marcando.

Precisamente, quisiera referirme en la referirme en las huellas que él nos dejó en su paso por el Perú en julio – agosto de 1979, hace 31 años.

De las distintas intervenciones voy a privilegiar dos de ellas.

La primera es a las religiosas y religiosos en América Latina, pero por su contenido y emoción sus palabras pueden ser asumidas también para laicas y laicos.




SER APÓSTOLES EN AMÉRICA LATINA:

De frente nos señala nos señala la plataforma para poder comprender nuestra presencia y nuestra misión en este continente -que ahora ante la conferencia de Aparecida del V CELAM es pertinente recuperar- con las siguientes palabras: “siguiendo las directivas y el espíritu del Vaticano II, se han ido desarrollando y profundizando los diversos aspectos de la vida religiosa, de modo que la comprensión y el sentido de ella se han clarificado y enriquecido. Así, hoy se comprende perfectamente la significación de ella, y sobre todo, la identidad diferenciada y suposición dentro de la Iglesia universal y local”.

La composición de lugar sobre nuestro continente, la expresa con las siguientes palabras, que hoy tres décadas después sigue teniendo dolorosa actualidad: “puesto que las sacudidas que han transformado la faz del mundo y han planteado las nuevas tensiones, están íntimamente ligadas a la pobreza, la libertad del hombre y de los pueblos, a la injusticia y a la inmoralidad, es explicable que la dialéctica a la que está sometida la teoría y la práctica de la evangelización hayan incidido esos problemas: desarrollo, liberación, justicia, honestidad”.

Por lo tanto, dice también: “las exigencias del verdadero apostolado con su radicalismo, con el exponerse a circunstancias difíciles, con el compromiso de la totalidad de la persona, unidas a las incomprensiones, a los ataques, a las divisiones, a las dificultades de adaptación, al rechazo de una gran parte de la sociedad humana, quizás la más influyente, dan a la vida del religioso una tal dificultad que no puede ser superada sin una fuerza muy grande, que se alimente de una experiencia de Dios renovada constantemente con el contacto de la divinidad. De ahí que el religioso, ‘experto de las cosas de Dios’, debe ser y debe mantenerse como hombre de Dios, que se siente poseído e invadido por Él. Esta es la única garantía de eficacia y de perseverancia del apóstol”.

Y entre otras cosas habla de la Iglesia que desean los jóvenes: una Iglesia más abierta a Cristo, más dispuesta a oír, una Iglesia inspiradora, comprensiva, profética, una Iglesia de la esperanza. “El problema está en cómo presentar a los jóvenes de hoy esa belleza y profundidad de la evangelización, de modo que puedan percibir cuánto significa para ellos”.


El segundo escenario es la homilía el día de San Ignacio, el 31 de julio de 1979. Como es imposible en este formato poner la homilía completa, presento algunos extractos, de alguna manera significativos.



SER JESUITAS EN EL PERÚ:

“Lo más nuevo y original de este momento, para el cual y hasta el cual el protagonismo de Ignacio ha sido necesario es la toma de consciencia colectiva de nuestra identidad, surgida por obra del Espíritu. Ignacio, como uno más del grupo, delibera de cómo dar expresión a la larga de experiencia vivida en comunión durante varios años. Tantea con los demás y, como los demás, trata de leer en la voluntad de Dios la experiencia que los ha llevado hasta ahora, y de esta lectura surge entre ellos la primera gran unanimidad… La nueva comunidad nace con la conciencia de que no se debe a sí misma ni en su origen ni en su destino. Por eso es constitutiva en ella la apertura a Dios que la sigue haciendo porque la sigue convocando, y a los hombre cuya salvación Dios la hace crecer cada día como la semilla evangélica”.

“Pienso que de alguna manera nos toca algo así como desandar hacía atrás la experiencia de Ignacio. A saber, de una institución ya constituida, y por supuesto, pretender deshacerla, rehacer aquel primer momento, revivir aquella primera caridad”.

“Desde esta pertenencia es fácil y es gozoso «sentir bien» de la Compañía y a nuestra Compañía unas preguntas parecidas: ¿qué dicen los hombres que es la Compañía de Jesús? Unos dicen que es una multinacional, otros una sociedad en decadencia, unos una Orden que ha perdido su fuerza del pasado, su autocontrol, otros al revés que está realizando una ejemplar autocrítica y creando de su propio espíritu expresiones y realizaciones nuevas; unos que ha perdido su poder eclesial y humano y, por eso, la silencian, otros que precisamente ahora empieza a reencontrar sus auténticas dimensiones de servicio gratuito y en silencio, como corresponde a la mejor imagen que Ignacio tenía de ella…”.

Por : CEI
http://espiritualidadignaciana.pe/blog/

El 14 de noviembre de 1907 nace en Bilbao -España
El día 5 de febrero de 1991 murió el P. Pedro Arrupe en la Ciudad Eterna. Contaba con 84 años de edad.