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viernes, 28 de mayo de 2010

Santisima Trinidad


Trinidad: El mejor equipo para el mundo


ESTIMADOS HERMANOS:

Bienvenidos a nuestra cita dominical para celebrar juntos el Día del Señor. Hoy la Iglesia con gran gozo celebra la fiesta de LA SANTÍSIMA TRINIDAD, es decir, la fiesta de las tres personas divinas: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Jesús en su última cena, antes de salir al monte de los olivos, les dijo a sus discípulos:



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Aún tengo muchas cosas que decirles, pero es demasiado para ustedes por ahora. Y cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad. Él no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir. Él tomará de lo mío para revelárselo a ustedes, y yo seré glorificado por Él. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío para revelárselo a ustedes.»



Si miramos el mar inmenso, ¿qué adivinamos detrás de aquella cinta azul que se pierde en la leja­nía?…



Si miramos el cielo en la noche callada, ¿qué imaginamos que hay al final de aquella infinidad de es­trellas?…
Al mirar el mar o contemplar el cielo, nos quedamos extasiados, nos rendimos ante la imposibilidad de contemplar con nuestros ojos el término de aquellas inmensidades, y dejamos a la imaginación que siga en la búsqueda de lo que para nosotros no tiene fin.

Esto es lo que nos acontece hoy al contemplar el misterio de la Santísima Trinidad, la verdad más profunda que Dios nos ha revelado de Sí mismo.
Al acercarnos a este misterio escuchamos que la Iglesia nos enseña que Dios es uno solo pero con tres personas distintas. ¿Qué significa esto? Para poder intuir algo de este misterio, debemos, por un lado, escuchar los latidos íntimos de Dios, que existe desde siempre y que quiere revelarse a la humanidad, y por otro lado, los latidos íntimos del misterio del hombre. A través de ambos podremos vislumbrar la naturaleza del Dios verdadero.
Es evidente, que para poder entrar dentro del corazón de Dios tenemos que ser llevados por Él mismo, para lo que debemos disponernos en el silencio de la oración. Dios así nos permitirá ingresar en su interioridad, y descubrir, ayudados por las sagradas escrituras y la doctrina de la Iglesia, algo de su peculiar identidad. De esta forma podremos comprender que en Dios hay una sola naturaleza pero tres personas distintas entre sí, con una relación de amor infinito entre ellas.

Para saborear algo de este gran misterio, necesitamos acercarnos, más que con una inteligencia crítica que exija conocer el misterio, con una intuición basada en el amor. Las cosas de Dios se ven más con el corazón humilde que con la mente altiva.
Y al empezar a intuir este misterio de Dios descubrimos el deseo que las tres personas de la Santísima Trinidad tienen de compartir lo que ellas son. Ellas no han querido quedarse solas por toda la eternidad, sino que han querido compartir algo de lo que infinitamente poseen creando otras criaturas a quienes puedan amar con el amor que a ellas les une, y pueden dar a estas criaturas la herencia de vivir eternamente en su presencia. Las tres personas de la Santísima Trinidad no tenían necesidad de crear nada ya que desde toda la eternidad vivían en infinita complacencia. No necesitaban de nadie. Pero decidieron crear el universo y en él, al hombre, porque tenían como una necesidad, si así se puede decir, de verter al exterior su infinito amor.

Dios crea, pues, al hombre y al universo y en él pone la huella de su condición trinitaria. Cada ser humano, desde el momento de su nacimiento, lleva impreso este reflejo de Dios Trinitario en su corazón, que hace que lo lleve a unirse a otras personas por amor y a integrarlas dentro de su propia vida. Estas, pueden ser la esposa, los hijos, el enamorado, las personas queridas. Y, al mismo tiempo, cuando alguien vive solo en su interior, egoísticamente, sin otras personas a quienes se una por amor, consideramos que esa persona no es normal ya que va en contra de su propia esencia trinitaria.
De aquí, podemos deducir, que la prueba más evidente que una persona es sana y normal es constatar su corazón trinitario, que lo hace vivir de acuerdo a su identidad humana, proyectado por amor a otras personas. Y este mismo hecho esta revelando que esa relación humana de amor tiene que tener un autor que no puede ser otro sino un Dios Trinitario, que ama a las otras tres personas con un infinito amor.

Y AHORA VIENE LO MÁS IMPORTANTE
Y, así terminamos nuestro breve comentario a la liturgia de este domingo,
Pero ahora viene el momento más importante: tu encuentro personal con el Señor Jesús.
Te invito, pues, a tomar el texto del evangelio en tus manos: San Juan, Capítulo 16, versículos 12 al 15 y trates de escuchar lo que el Señor Jesús te quiere comunicar, a través de él.
Te agradezco muy sinceramente haber estado con nosotros,
Y nos encontramos el próximo domingo.
http://faculty.shc.edu/jsanmartin/2010/05/28/%c2%bfesta-la-trinidad-en-tu-corazon/#more-830

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Pueden escucharlo en MP3, todo el mensaje completo

SALVE REGINA MATER … O CLEMENTS O PIA O DULCIS VIRGO MARIA