Páginas

lunes, 1 de febrero de 2010

1º Febrero de 1985 en el Peru


El Perú recuerda con cariño la primera visita de Juan Pablo II
Banderitas amarillas con blanco flameaban en las calles limeñas.
En los corazones de niños, jóvenes y adultos, una frase resonaba sin cesar:
“Juan Pablo, amigo, el Perú está contigo”.
Era el 1 de febrero de 1985 y por primera vez en su historia,
un Santo Padre llegaba al Peru.
Con su visita, Juan Pablo II no sólo trajo bendiciones,
sino también fe y esperanza que hoy mantenemos.

Han pasado 25 años, pero el recuerdo que tenemos de aquellos días no se ha desvanecido. Fueron cuatro días de intensas jornadas, recogimiento, oración, pero sobre todo de renovación de fe.
El Papa besó con humildad nuestro suelo, y con sencillez le agradeció al Perú por haberlo invitado a esta tierra, por acogerlo con el corazón abierto.
Su emoción en el aeropuerto fue sincera, y sus palabras así nos lo hicieron sentir. Hablaba sí, una autoridad, pero sobre todo, un gran amigo, conocedor de nuestra historia, de nuestros sueños y anhelos.
Queridos hermanos y hermanas:
" Acabo de pisar tierra peruana. Y al besarla, he querido manifestar mi estima profunda hacia todos sus habitantes, que desde este momento me acogen con corazón abierto.
Por ello, la primera palabra que viene a mis labios es la de un cordial ¡gracias! ¡Muchas gracias!
Gracias ante todo al Señor Presidente de la Nación, que me invitó amablemente a visitar el País y que me ha dado la bienvenida en nombre de todos los peruanos, con palabras tan dignas de aprecio. Ellas recogen el sentir de los católicos del Perú, que, en espíritu de fe, tan vinculados han estado tradicionalmente al Papa

... Y gracias al querido pueblo fiel del Perú; a cuantos hoy encuentro o encontraré, y a tantos otros que de diversas maneras me han mostrado su deseo de verme en su ciudad o en sus ambientes de trabajo. Aunque evidentes exigencias organizativas no me permitan visitar otros lugares que habría deseado, a todos se extiende mi gratitud y recuerdo" ...

El nombre del Perú hace evocar los ecos remotos del Imperio Inca del Tahuantinsuyo, que supo vencer la formidable barrera de los Andes. Después de la evangelización, ese nombre habla de figuras tan notables como los Santos Toribio de Mogrovejo, Rosa de Lima, Francisco Solano, Martín de Porres, Juan Macías, Sor Ana de los Angeles...”, dijo ese memorable día.
Habló del proceso de mestizaje integrador, no sólo racial, sino cultural y humano, que se plasma de tantas maneras en la vida diaria.
En ese proceso la Iglesia no ha estado ausente, sino que, como reconoce vuestra misma Constitución, ella ha tenido un papel ‘importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú’ , agregó.
Su visita no se trató sólo de ir a Lima o Arequipa, al Cuzco o Ayacucho, al Callao o Piura, a Trujillo o Iquitos, para llevar un mensaje de paz a estas ciudades dejando de lado a las demás. Su llegada movilizó al país... eran las ovejas acudiendo al llamado del Pastor, venciendo barreras de toda índole.
En este momento histórico, es necesaria una creciente solidaridad entre todos vosotros y un nuevo descubrimiento de vuestras raíces humanas y religiosas; para crear nuevas fuerzas de justicia a todos los niveles, para superar las funestas tentaciones de los materialismos, para dar a cada peruano una dignidad renovada que lo haga libre en su interior y bien consciente de su destino ante Dios, ante sí mismo y ante la sociedad”, mencionó a su arribo.
“... Los quinientos años de la evangelización de estas tierras -fecha para nosotros tan cercana- son una exigencia de construcción urgente de un hombre latinoamericano y peruano más recio en su fe, más justo, más solidario, más respetuoso del derecho ajeno al defender y reivindicar el propio, más cristiano y más humano”, agregó.
Que la Virgen Santísima, tan venerada en toda la Nación, nos alcance en estos días abundancia de luz y gracia. Y que el Señor de los Milagros aumente en cada peruano la fe, la unión, la fraternidad. Con gran confianza, bendigo desde ahora a cada hijo del Perú, finalizó.
Fue una visita corta pero muy fructífera. En estos cuatro días se dio tiempo para reunirse con los jóvenes y familias; con el clero, religiosas y agentes de pastoral; y con los Obispos, y a todos remeció con su mensaje. Un mensaje actual, que aún sigue presente en la fe y esperanza de un pueblo creyente: el peruano.
Luego del recibimiento, Juan Pablo II se dirige hacia la antigua Catedral de Lima, donde oficia una misa con sacerdotes, diáconos y religiosos en honor a Nuestra Señora de la Evangelización, Patrona de la Arquidiócesis de Lima y a quien corona solemnemente. Asimismo venera las reliquias de los santos peruanos Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, San Juan Masías y Santo Toribio de Mogrovejo. Luego es recibido en Palacio de Gobierno.
Oremos por la pronta beatificacion del Santo Padre. LL