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lunes, 18 de enero de 2010

16 de Enero: Cardenal Juan Landazuri Ricketts +





E l Cardenal Landázuri dirigió la Iglesia peruana durante 35 años. Su misión no estuvo exenta de tensiones.
La desaparición del cardenal Juan Landázuri Ricketts consternó al país. Y es que durante más de tres décadas su figura, de aspecto bondadoso, se hizo familiar para los peruanos. Le tocó conducir la Iglesia peruana en años difíciles, de retos y cambios. Una enfermedad incurable fue minando su existencia.




Las exequias del cardenal Landázuri tuvieron un marco multitudinario; desde el Presidente hasta el más humilde ciudadano le dieron su postrer adiós. Abajo, cuando fue consagrado cardenal por Juan XXIII.

La semana pasada, después de muchos años, redoblaron las campanas de la Catedral. Había partido a la eternidad Juan Landázuri Ricketts, el prelado que durante más tiempo tuvo la delicada misión de conducir los destinos de la Iglesia peruana. Muchos limeños crecieron, se hicieron adultos y hasta peinaron sus primeras canas, habituándose a ver su figura alta y robusta en diarios, revistas y pantallas de televisión, donde su palabra, serena y reflexiva, siempre se alzaba para opinar sobre diversos temas -algunos muy quisquillosos- que preocupaban al país.De cuna arequipeña, alto -al punto que un conocido humorista le puso el apelativo de Grandázuri- de nariz pronunciada, vivaz y de aspecto bondadoso, el cardenal Landázuri fue el guía espiritual de los cató1icos peruanos durante 35 años; lo que lo llevó a alternar con 7 jefes de Estado no siempre, desde luego, con una sonrisa impregnada en los labios, pues le tocó actuar en años tempestuosos.Nacido en una numerosa y conocida familia de la Ciudad Blanca, en 1913, en una coyuntura en que el país estaba al borde de una revolución -la del entonces coronel Benavides- fue desde tierna edad un "corito" serio, formal, muy contraído al estudio, y aunque profundamente católico no soñaba por entonces con tomar los hábitos. Su sueño era ser marino. Y en las alas de esa ilusión llegó a Lima en los días que se derrumbaba el leguiísmo y el país -cuándo no- ingresaba a una nueva revolución -la de Sánchez Cerro. Postuló a la Escuela de Oficiales de la Marina de Guerra, pero una miopía truncó sus aspiraciones.



Landázuri, cuando los arzobispos llevaban una espectacular cauda (capa). 1955

De vuelta a sus pagos siguió derecho y filosofía, pero no por mucho tiempo. Cursando el segundo año escucharía el llamado del Señor. Y el joven, que soñaba con cruzar los siete mares, se hace franciscano y, al poco tiempo, tocaba las puertas del Convento de Ocopa donde, durante 7 largos años se encerraría para beber de las fuentes de un mar de libros de historia, filosofía, teología, etc. Iniciaba así una carrera que le depararía grandes satisfacciones.En 1939 -año de otro sismo revolucionario que por poco no derroca a Benavides- se ordenaba de sacerdote y, en diciembre de 1954, a raíz de la muerte del cardenal Guevara -dignatario que prohibió el mambo en 1950 y de quien era su coadjutor- es nombrado Vicario de la Catedral de Lima. En ese lapso en que gobierna Odría, algunos obispos juegan sus cartas para alcanzar el trono arzobispal de Lima, que es el trampolín al cardenalato. Pero quizá sin esperarlo, dada su juventud, Landázuri es el elegido. Y así, en mayo de 1955, el muchacho que soñaba con llegar a comandar el BAP Grau -buque insignia de nuestra armada- tomaba la conducción de la barca de Pedro en Lima. Y siete años después, en julio de 1962, recibía el capelo cardenalicio. Políglota y experto en derecho, coronaba así una impresionante carrera. Tenía 49 años y, por entonces, era el Príncipe de la Iglesia más joven del mundo. Ese mismo año -siguiendo el país su triste sino- Prado es derrocado por un golpe militar institucional. Desde entonces forma parte del Colegio Cardenalicio y participa en la elección de 3 Pontífices.


Soño con ser marino, pero una miopía frustró sus aspiraciones. Arriba, en la época que estudiaba derecho y filosofía. Cursando el segundo año es cuando escucha el llamado del Señor. Se haría franciscano y, al poco tiempo, tocaba las puertas del Convento de Ocopa, donde se encerraría 7 años.

Son tiempos de cambios y de problemas que huracanadamente trae la vida moderna: el control de la natalidad, los anticonceptivos, la crisis económica, etc. El mundo se agita, se divide en dos campos ideológicos y los países más pobres claman por un Nuevo Orden Mundial. La Iglesia, siguiendo la prédica de Cristo no es ajena a esa preocupación. Es en ese lapso, justamente, cuando Paulo VI lanza su encíclica Populorum Progressio, que tiene como fin el progreso de los pueblos más pobres y favorecer la justicia social en el mundo. El cardenal no se sustrae al modernismo. Igual que cualquier ejecutivo de una empresa viaja, discute, se afeita con máquina eléctrica, saca brevete para conducir él mismo su auto y asiste a reuniones de directorios espirituales.Alguna vez dijo: "No sé por qué algunos piensan de mí que soy un retrógrado. Lo que sucede es que no soy un demagogo. En estos tiempos es fácil de ser superrevolucionario. ¡Viera usted cómo están cambiando las cosas! Hasta hacemos oficiar el canon en castellano adelantándonos a las instrucciones del Vaticano. Y en todo nuestro país estamos ofreciendo nuestras tierras, aunque algunas están arrendadas y ése es un problema".En sus largos y difíciles años al frente de su Iglesia afronta serios problemas. Durante el gobierno de Velasco pierde, acaso por primera vez, la sonrisa. Fue cuando el general Artola, en mayo de 1971, metió preso a monseñor Bambarén acusándolo de "agitador con sotana" en los incidentes de la invasión a Pamplona que, poco después, diera nacimiento a Villa El Salvador. Ese hecho lo indignó tanto que algunos comentaron, entonces, que jamás un cura protestó como lo hiciera el cardenal Landázuri.


Con Belaunde y Morales Bermúdez.
Durante su Cardenalicio, Landazuri alterno con 7 presidentes

Sin embargo algunos criticaron su rol frente al gobierno militar. En ese lapso en el que muchos clérigos, inclusive obispos ingresaron a una etapa de politización, su relación con Velasco fue, quizá, condescendiente. "No quiero justificarme -diría después- pero he sido criticado muchas veces injustamente porque no saben la actuación que he tenido". Y es que -según reveló- sus intervenciones en algunos casos conflictivos fueron tratadas en forma directa, y no pública, como en el caso de los deportados durante el gobierno militar.Como presidente de la Asamblea Episcopal, que presidió ininterrumpidamente desde 1956 a 1988, tuvo también un rol conciliador, especialmente frente a la discutida Teología de la Liberación, uno de cuyos padres es el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez. Sus buenos oficios evitaron que su Iglesia sufriera las tormentas que provocara aquella doctrina en otros países latinoamericanos. Sin embargo dijo: "la Teología de Liberación ha surgido aquí ante una necesidad del pueblo peruano y latinoamericanos de más justicia", aunque recalcó: "no es una doctrina monolítica porque hay varias teorías".Y así, con inteligencia y habilidad, el cardenal Landázuri pudo mantener la unidad de la Iglesia peruana. Este ha sido indudablemente uno de sus mayores logros. En los últimos años, aún retirado, la prensa lo busca para arrancarle declaraciones sobre temas que antes nunca había tocado, como la corrupción, la crisis económica, el terrorismo, etc. Hasta el final de sus días le preocupó el Perú. Frente al asalto de la residencia del embajador de Japón, no dejó de orar hasta el último por los rehenes. (D.T.L.).

El Cardenal Juan Landázuri Ricketts, quien fuera Arzobispo Emérito de Lima y Presidente Honorario Vitalicio de la Conferencia Episcopal Peruana, falleció víctima del cancer el jueves 16 de Enero del año 1,997 . Sus restos descansan, tal como fue su deseo, en la Catedral de Lima.


http://www.caretas.com.pe/ 1449/obispo/obispo.htm