El día de San Blas, 3 de febrero del año 1857, vino al mundo (en el caserío Errekarte, Loyola-Azpeitia) el hermano Gárate y Aranguren, a quien le pusieron los nombres de Francisco Blas.
A sus diecisiete años, el beato Gárate entró en la Compañía de Jesús. A sus treinta y un años fue destinado por sus superiores a la Universidad de Deusto para trabajar como sacristán y portero. Fue en marzo de 1888. Murió el 9 de septiembre de 1929, habiendo ejercido su oficio de sacristán y portero hasta la víspera de su muerte durante cuarenta y un años y medio.El hermano Gárate llegó a Deusto cuando Bilbao iniciaba su gran expansión y la Universidad daba sus primeros pasos.Bilbao había dado el salto a la margen izquierda del Nervión (Bilbao La Vieja, Abando, El Ensanche) en busca de espacio para su crecimiento. Aquel salto trajo consigo una expansión demográfica, industrial, comercial y económica sin precedentes. Se anexionó a cuatro municipios (Deusto entre ellos). Creó una gran industria metalúrgica, montó astilleros, abrió bancos, pilotó una red hidroeléctrica muy allá de sus confines.En ese contexto concurrieron dos factores que contribuyeron a la fundación de la Universidad de Deusto: la preocupación de la Compañía de Jesús por la enseñanza universitaria y el interés de los vizcaínos por tener una universidad. Los "Trece de la Fama", una mujer (Dña. Casilda de Iturrizar y Urquijo) y doce hombres, en abril de 1883 constituyeron la sociedad anónima La Enseñanza Católica y fueron los auténticos fundadores de la Universidad. Con su tesón y empeño lograron que la Compañía de Jesús se inclinara por Bilbao en la puja con Vitoria, que también reclamaba la Universidad.La Universidad abrió sus puertas el año 1886 con el nombre legal de Colegio de Estudios Superiores. Pero ya en 1884 en una sesión de la Diputación de Vizcaya fue llamada Universidad de Deusto, sin afán definitorio, sino en simple referencia al centro de estudios superiores del municipio de Deusto, nombre que tuvo completo éxito, aunque no pudo llevarlo oficialmente hasta 1963. Para el edificio buscaron un lugar ideal, cercano a Bilbao, bien comunicado con el centro ciudadano, y suficientemente alejado para defender la soledad y silencio de los estudiantes según los criterios de la época. Al solemne edificio se le calificó en su día el edificio de mayor planta de Vizcaya, construída bajo la dirección técnica del arquitecto Don Francisco Cubas, marqués de Cubas.El historiador de la Universidad de Deusto Carmelo Sáenz de Santamaría le llama a ésta Santuario del hermano Gárate. Escribe también: "Es significativo que el jesuita más representativo de Deusto no sea un gran profesor, ni un avisado superior; a todos los supera el que fue durante cuarenta años portero de la Casa: el hermano Francisco Gárate y Aranguren".En el hall de entrada de la universidad hay una pequeña capilla donde se conservan sus restos y una vitrina con algunas reliquias y recuerdos. Desde el hall se accede a una buhardilla o "cuarto-palomar" que él se había acomodado junto a la portería y que es visitado frecuentemente. La portería de entonces tenía peculiaridades respecto de la actual recepción. Era la única puerta de acceso a la Universidad, por donde pasaban diariamente todos los alumnos "externos", pues había también alumnos que vivían en el internado (antes de llamarse Colegio Mayor) y que recibían las visitas de sus padres. Fue proverbial también la atención del Hno. Gárate a los pobres y mendigos que frecuentaban la portería.La luz eléctrica llegó en el año 1897; y el teléfono, aún algunos años más tarde. Añadamos que el Hno. Gárate fue el único portero que ocupaba todos los turnos de trabajo, incluidos los fines de semana, con suplencias breves, por ejemplo, para comer.En este lugar tan expuesto a las miradas de todos se santificó nuestro beato, distinguiéndose por su fidelidad, equilibrio, amabilidad y finura. Los estudiantes le llamaban "hermano Finuras". Fue extraordinario en lo ordinario. Vivió unido a Dios, de quien recibía la fuerza, el sosiego y la alegría interna, y vivió al servicio de todos los que tenían relación con aquella portería. Por su santidad amable logró la simpatía de todos.
El hecho de haber estado expuesto como portero a la vista de tanta gente durante cuarenta y un años fue uno de los factores que contribuyeron no poco a la popularidad de su figura y a su fama de santidad.
Pasados todos los trámites a nivel de diócesis y de Roma, el Hno. Francisco Gárate fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 6 de octubre de 1985.
Para su canonización esperamos un milagro atribuido a su intervención.
Confiemos que Dios nos lo conceda pronto.
P. Dionisio Aranzadi S.J.,
postulador de la causa del Beato Gárate
A.M.D.G.